Universidad Católica alcanzó hoy temporalmente el liderazgo al vencer por 3-1 a Cobreloa en El Salvador, en un partido de alto nivel de juego, coherente con las expectativas que generaban los técnicos Mario Salas y Marco Antonio Figueroa.
El perfil de ambos entrenadores garantizaba espectáculo, pues tienen estilos parecidos, pero con matices importantes: uno apuesta por la libertad y el buen clima colectivo, mientras el otro genera energía a partir del conflicto y la presión interna.
Y esas coordenadas le dieron mucha ventaja al conjunto de Las Condes durante el primer tiempo, con un balance absolutamente favorable en cuanto a posesión y ocasiones de gol.
La UC creía y ejecutaba bien el esquema de estrechar la distancia entre líneas, enviando siempre a sus delanteros a presionar a la zaga naranja y adelantando la defensa propia, siempre pegada a los atacantes rivales.
En esa tarea, destacaba con particular claridad el antofagastino Erick Pulgar, pues se las arreglaba para bascular una y otra vez entre sus tareas como contención y sus funciones alternativas como primer escalón de avance o habilitador a las espaldas de la última línea minera. Y, en más de una ocasión, apareciendo como tercer central para rechazar un balón peligroso, cubriendo en buena medida las dudas de Cristián Alvarez y Marko Biskupovic.
Para crear mayor riesgo, además, la UC contaba con el talento de Roberto Gutiérrez, los desbordes de Juan Pablo Gómez y los pelotazos largos y cruzados de Fernando Cordero. Con esos elementos, más los esporádicos aportes de Mark González y José Luis Muñoz, sumó los méritos suficiente para superar a Cobreloa.
Por eso no fue extreaño que González abriera la cuenta a los 12', gracias a una preciosa habilitación de Gutiérrez. El ex delantero del CSKA de Moscú apareció en diagonal, superó la débil salida de Luciano Palos y anotó con arco descubierto.
Tres minutos después, el Pájaro casi convierte el 2-0, pero un cruce desesperado del paraguayo Ricardo Martínez lo evitó.
Luego eso, vendrían los mejores momentos de los calameños. El problema de los nortinos es que sus argumentos fueron mucho menos que los de los santiaguinos. Tanto, que tenían nombre: José Luis Jiménez. El alero derecho puso en problemas constantes a Gómez (quien acusa siempre su condición de delanterto) y a Biskupovic, con lo que generó el par de ocasiones que tuvo Cobreloa en el inicio.
En contraste, la UC llegó por varias vías hasta el arco de Palos, pero careció de precisión final.
En la reanudación vendría la acción que pondria algo de suspenso. Un largo pelotazo de Patricio Troncoso superó la pobre oposición de Biskupovic y aprovechó Santiago Barbosa para burlar a Franco Costanzo con un toque sutil.
El tanto, sin embargo, fue insuficiente para alterar el dominio. Y aunque los cruzados fallaron más de una ocasión, finalmente aprovecharon un par, con Pulgar y González, como autores. Así, recibían premio tanto el trabajo colectivo como una gran tarde ambos volantes.
De este modo se escribió la historia en El Salvador; con la llegada de la UC a la máxima altura del torneo y la caída de Cobreloa frente a un antagonista que ya disfruta las mejores virtudes del trabajo de Mario Salas.