El ex presidente ha salido a cuestionar, en más de una ocasión, al gobierno. ¿Por qué él opta por este rol opositor a Bachelet?
El ex presidente ha guardado durante estos casi cuatro meses de gobierno un prudente silencio, salvo para referirse a temas que no sólo le preocupan a él, sino, y así uno lo siente en el país, preocupan a los chilenos. Lo hizo para defender la vida frente al anuncio de estatizar el aborto y lo hace para señalar que el Chile que uno ve es profundamente ideológico desde el gobierno de la Nueva Mayoría, con un sesgo pronunciado hacia la izquierda (...) Y frente a un diálogo que no existe por parte del gobierno, salvo cuando necesitan algunos votos para reformas como la electoral.
Hasta ahora la tradición de los ex presidentes ha sido tomar cierta distancia en la contingencia y dejar gobernar a sus sucesores.
Porque todos los gobiernos anteriores, incluidos los de la Concertación, siempre gobernaban con las propias ideas, pero desde un Chile que ya existía, que no partía con un nuevo gobierno. Este gobierno se siente muy mesiánico, cree que la construcción de los pilares de la sociedad parten el 11 de marzo. Uno se da cuenta que, en el fondo, profesan una ideología que en los países donde se ha llevado a cabo -recuerdo lo que ha pasado con Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, con Kirchner en Argentina- han demostrado que van en contra de asegurar la mejor calidad de vida de los chilenos.
¿Quiere decir que el ex presidente, cada vez que sienta que se están haciendo las cosas mal, va a salir a intervenir en el debate?
El, al igual que todos los chilenos, dada su experiencia y liderazgo que tiene en la centroderecha, que hoy día nadie discute, sabrá el momento, las circunstancias en las cuales referirse a temas de Chile y de otras partes del mundo.
¿El ex presidente ha asumido una crítica directa, en parte, por el retiro de proyectos de su administración que ha hecho el gobierno?
No solamente el presidente, sino todos los que formamos parte del gobierno, nos sentimos orgullosos de lo que logramos. Un país que crecía, que lograba empleos, que daba igualdad de oportunidades, donde existía tranquilidad para invertir. Ante eso, el gobierno de la Presidenta Bachelet trata de que exista un olvido, trata de borrar cualquier huella digital, no sólo de nosotros, también de los gobiernos de la Concertación.
Cuando era ex presidenta, Bachelet optó por una política de más silencio, que según algunos le rentó políticamente. ¿No perjudica a Piñera el rol que está asumiendo?
El ex presidente está pensando en Chile. Como ex Presidenta, Bachelet no tuvo de qué preocuparse, porque su sucesor hizo un gobierno que fue destacado a nivel internacional en términos de crecimiento económico, de aplicación de políticas públicas que iban en beneficio de todos, que iban por un buen sendero. Por lo mismo, por cuidar su caudal político, no le permitía opinar, porque las cosas se estaban haciendo bien. El presidente no piensa en una elección. El mismo ha dicho que no está pensando en ser candidato presidencial, le preocupa Chile.
En algunos genera suspicacias el rol crítico del ex presidente, de que forme parte de una estrategia de reelección.
Hoy, que duda cabe, Piñera es el gran líder de la centroderecha, pero tal como él lo ha señalado y como muchos esperamos, queremos y confiamos que en estos años que vengan antes de la elección presidencial surjan nuevos liderazgos que nos permitan avanzar desde la unidad. Acá no es tan importante el hombre o la mujer que va a abrazar una candidatura presidencial, sino que detrás haya un proyecto con cimientos sólidos.
El hecho de que sea Piñera quien asuma el liderazgo para cuestionar a La Moneda, ¿no habla de que en la centroderecha falta quienes asuman ese rol?
Nuestros parlamentarios y dirigentes han puesto los acentos y tonos adecuados para visibilizar lo que hoy día está pasando en Chile. Lo vivieron en la tramitación de la reforma tributaria en la Cámara de Diputados, donde pasaron la aplanadora y no hubo diálogo ni consenso posible.