Ya han pasado ocho meses desde que el grupo Cencosud puso en el congelador las obras de su megaproyecto Costanera Center, una decisión que se transformó, para muchos, en un emblema de la crisis financiera. Sin embargo, la idea de retomar la iniciativa, que supone una inversión total de US$ 600 millones y 700 mil metros cuadrados construidos en la zona oriente de Santiago, ha rondado más de una vez por las oficinas del empresario Horst Paulmann. Y no sólo ahí. También a nivel de otros inversionistas, en particular fondos de inversión, algunos de los cuales han golpeado las puertas del grupo dueño de Jumbo y Paris ofreciendo fórmulas para reflotar el centro comercial, según ha trascendido.

Las propuestas de estos actores apuntan a un mismo objetivo: enfrentar, en alianza con Paulmann, la construcción de parte de Costanera Center y descomprimir las necesidades de financiamiento de Cencosud. Para los fondos, se trata de un negocio atractivo, no sólo por las plusvalías que los activos inmobiliarios tienen en el tiempo, sino también por la buena rentabilidad que este tipo de proyectos trae implícita, en un contexto en que no hay abundancia de instrumentos con retornos altos.

Siguiendo la misma tendencia, Celfin -ligado a Juan Andrés Camus y Jorge Errázuriz- está trabajando hace un tiempo en la conformación de un fondo de renta comercial, con el objetivo de desarrollar todo tipo de proyectos para grandes retailers y también abordar iniciativas en el área de la salud, como clínicas, y también educacional. En ese camino tomó contacto con Cencosud, firma a la que asesoró en su apertura a Bolsa hace unos años y con la cual sostiene conversaciones. Pero en este caso su interés no es por Costanera Center. Su oferta es otra: financiar algunos de los nuevos proyectos inmobiliarios que mantiene en carpeta el grupo.

Ejecutivos del sistema financiero, que conocen la iniciativa, afirman que el modelo con el que trabaja Celfin consiste en levantar recursos a nivel de inversionistas institucionales y también personas de alto patrimonio, con el objetivo de ofrecer a diversos operadores del sector servicios la compra de terrenos y el posterior desarrollo de sus nuevos locales o establecimientos. A cambio, las empresas no ocupan recursos propios para financiar sus expansiones -un tema que les evita estresar sus niveles de endeudamiento- y se transforman en arrendatarios de largo plazo del mismo fondo.

ROAD SHOW
Celfin partirá con un total de US$ 100 millones y, según fuentes ligadas al proyecto, ya tiene más o menos definidos los planes que se financiarán con esos recursos. Con eso bajo el brazo, ha estado realizando, en los últimos dos meses, un road show entre inversionistas institucionales -fondos de pensiones y compañías de seguros- y empresarios de alto patrimonio. La rentabilidad que ofrece en sus presentaciones bordea el 7% anual sobre UF. Y a todos a quienes ha contactado, además, les ha pedido firmar cartas de confidencialidad. Pese a ello, fuentes del mercado financiero ven muy probable que actores como Consorcio, Metlife y Principal, se transformen en aportantes del fondo, que se lanzará oficialmente a fin de mes.

Con esto, la empresa se suma al mercado de renta inmobiliaria en el que otros actores han tomado posiciones. "Este es un negocio que ha ido en aumento y, en ese contexto, no hay que desconocer que los retailers son players importantes", según un alto ejecutivo del sistema. En particular las compañías de seguros han apostado fuerte en esta industria, como inversión de largo plazo. Tanto, que se calcula que cerca de 10% de su cartera, actualmente, está colocada en activos inmobiliarios.