Celso Amorim, ex canciller de Itamar Franco (1993-1995) y de Lula (2003-2011), además de ex ministro de Defensa de Dilma Rousseff (2011-2015), estuvo en el acto del jueves, en Sao Paulo, donde el PT oficializó la candidatura presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva. Ello, pese a que un día antes un tribunal de Porto Alegre ratificó en segunda instancia la condena por corrupción pasiva y lavado de dinero contra el líder petista, que puso en jaque su postulación para las elecciones de octubre próximo. Según afirma Amorim en esta entrevista con La Tercera, Lula "sigue dispuesto a la lucha".
¿Cuál es su opinión sobre la condena de segunda instancia que recibió Lula?
Se puede decir que era una condena en parte esperada, aunque siempre manteníamos alguna esperanza de un resultado un poco mejor, porque con los votos en el mismo sentido de la condena los recursos son más complicados. Y los riesgos de otras acciones contra Lula son más grandes. Esto, naturalmente, me dejó sorprendido, aunque no sé si fue una sorpresa general. Pero según todos los análisis que escuché y que he recibido dicen que los magistrados no se atuvieron a la acusación que existe en este caso concreto. Este fallo tiene muchos puntos débiles. Eso ha sido señalado no solo por juristas de la defensa de Lula, sino que incluso por juristas independientes. No se señala ningún hecho, ningún acto específico del presidente Lula del cual pudiera resultar la corrupción de la cual se habla. Esto nos lleva a pensar en algo que ya estaba planeado.
¿Se puede hablar entonces de una persecución política contra Lula como ha denunciado el PT?
Yo creo que no hay ninguna duda de eso. Es una persecución política que está disfrazada de un caso judicial. Es una cosa ridícula, porque Lula está acusado de haber obtenido un departamento que no existe, por un beneficio que no se especifica cuál es. Incluso las pruebas que presentó la defensa no fueron consideradas, no fueron siquiera debatidas. Para mí no hay duda de que hay incomodad con el ex presidente Lula por dos razones específicas. Una es que él buscó hacer una sociedad más justa, más igualitaria y a una parte de la elite brasileña eso no le gusta. El otro aspecto es que Lula tenía una posición de gran independencia en relación a las grandes potencias. El hecho de que buscáramos tener una política más independiente, menos subordinada, también desagradó a mucha gente.
Pese a la condena judicial, el PT ratificó la candidatura presidencial de Lula. ¿Hay optimismo en el partido de cara a la elección?
Optimismo es una palabra difícil de utilizar, porque puede sonar como si uno fuera ingenuo, pero digamos sí que hay disposición de lucha para que eso pueda ocurrir, porque creemos que es un deber. Hay posibilidad, entonces no es una cosa imposible, porque hay posibilidad jurídica. Y también existencia esperanza que en instancias superiores del Poder Judicial haya una posición menos corporativista. Y si es posible es nuestro deber luchar por eso.
La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, dijo previo al fallo del miércoles en Porto Alegre que "habrá muertos si detienen a Lula". ¿El partido podría radicalizar su postura si eso ocurre?
No sé. En mi opinión quien está radicalizando todo es la justicia, los perseguidores de Lula, no nosotros. Yo sé que de todas maneras habrá protestas dentro de los límites de la ley. La probabilidad de protestas, de insatisfacción social, mezclada con la insatisfacción política, puede generar una situación muy grave en Brasil. A mí eso me preocupa muchísimo y todo eso tiene influencia en la región.
¿Usted cree que la derecha brasileña busca finalmente ver preso a Lula?
Sí, yo creo que una parte de la derecha brasileña busca ver a Lula preso. Pero hay otra parte de la derecha que percibe el riesgo que eso puede representar, porque eso seguramente va a convulsionar más al país. Yo creo que una gran parte de la derecha prefiere que Lula no sea candidato, pero tampoco lo quieren en una situación de jaque mate, porque eso tendría otras repercusiones. Lo que sé es que hay posibilidad de recursos judiciales y vamos a trabajar para que Lula pueda ser candidato y pueda ganar las elecciones.
¿Pero el PT se ha puesto en el escenario que Lula quede inhabilitado? ¿Existe un plan B?
No hay plan B. Creo que Lula es la persona adecuada. En todo caso, lo que escucho de todos los juristas es que ningún factor, ningún fallo puede impedir a Lula inscribirse como candidato. Será necesario otro proceso para impugnar su candidatura.
Si finalmente Lula no logra ser candidato en estas elecciones, ¿se podría hablar del ocaso de él como figura política?
Bueno, eso aún está por verse. Nunca hay que anticipar lo que podría ser. Yo creo que si hay realmente un impedimento para que Lula sea candidato, es Brasil el que corre el riesgo de entrar en un período sombrío. Pero Lula seguirá teniendo una gran influencia. Vamos a pensar primero que Lula sí será candidato y vamos a luchar por eso por todos los medios políticos y jurídicos.