CEP: ¿el oráculo?

SEÑOR DIRECTOR
La encuesta CEP de septiembre de 2013 pronosticó el triunfo de Michelle Bachelet en primera vuelta. Este resultado se dio en las dos submuestras construidas por el CEP: los votantes que estaban seguros de ir a sufragar y los votantes que probablemente lo harían. En ambos Bachelet se imponía con un claro 54%. En el caso de Matthei, la cifra no llegó al 20% según el mismo estudio. Sin embargo, los resultados fueron distintos. Bachelet alcanzó el 46,7% y Matthei el 25%. Hubo segunda vuelta y Bachelet ganó por un amplio margen.
Por todo esto, la encuesta CEP ya no debe considerarse un oráculo. Al igual que las otras encuestas de circulación nacional, la CEP tiene el desafío de adaptar muestras y estimaciones a la nueva realidad que establece el voto voluntario. Dado que la participación electoral está lejos de ser homogénea territorialmente, cualquier sesgo de cobertura dañará irremediablemente sus estimaciones o pronósticos. Si bien es cierto que CEP es la encuesta más reconocida y la que frecuentemente se utiliza para fines académicos, no estaría de más revisar su marco muestral sobre todo en períodos electorales, al igual que el fraseo de sus preguntas y opciones de respuesta. Por ejemplo, en la pregunta sobre aprobación presidencial, sería más adecuado eliminar la opción "no aprueba ni desaprueba" a fin de calibrar mejor los apoyos hacia los mandatarios. De lo contrario, podría suceder que la aprobación presidencial- dada esta alternativa- esté sistemáticamente subestimada y que, por eso, muchas veces no coincida con los resultados de otras encuestas aplicada en un período similar.
Mauricio Morales Quiroga
Director del Centro de Análisis Político, Universidad de Talca
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