El reajuste de 3,7% en el salario mínimo, que fue despachado ayer por el Congreso y que lo eleva desde los actuales $159 mil a $165 mil, tendrá repercusión en el segmento juvenil. De acuerdo con un informe del Centro de Estudios Públicos (CEP), alrededor de 6.200 jóvenes podrían quedar sin trabajo por efecto de este aumento que regirá desde el 1 de julio.

El estudio, elaborado por los expertos del CEP Harald Beyer y Francisca Dussaillant, clasificó a los jóvenes de entre 18 y 24 años en cuatro segmentos, según su ocupación: trabajando y estudiando (TE), trabajando y no estudiando (TNE), no trabajando y estudiando (NTE), y no trabajando ni estudiando (NTNE).

Así, se prevé que dadas las dificultades económicas del país, el 75% de los jóvenes que perderán su fuente laboral pasará a la inactividad total y sólo el 25%, unas 1.576 personas, se dedicará a labores académicas. 

"Normalmente, cuando un joven  pierde su trabajo es reemplazado por otro que comienza en la vida laboral. Ahora, lo que estamos viendo es que por efecto del alza del salario cada puesto de trabajo perdido no es contrarrestado. Ese joven que está en condiciones de entrar al mercado del trabajo se encuentra con una valla salarial que le impide acceder a ese cupo", explica Francisca Dussaillant.

Comparando el incremento del salario mínimo como proporción de la mediana salarial -según el INE, en torno a los $360.000-, el CEP señala que el aumento de 25% en la remuneración básica durante la última década es responsable de la pérdida de 46 mil puestos laborales.

Mientras, en el Ejecutivo se mostraron satisfechos por el respaldo parlamentario al proyecto de ley que fija en $165.000 el estipendio básico. La ministra del Trabajo, Claudia Serrano, dijo que la iniciativa concilia "una situación económica muy restrictiva, con la responsabilidad de no permitir que los trabajadores paguen el precio de la crisis. No es para celebrar, pero un reajuste de 3,7% es responsable con la realidad del país".