César Hidalgo: Complejidad y desarrollo económico
El físico chileno se ha ocupado de asuntos variados en el mundo académico estadounidense y es profesor del famoso Media Lab del MIT. Su libro Why Information Grows aborda, entre otras cosas, el crecimiento de las economías. Estuvo recientemente en Chile para participar del VIII Encuentro de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas en la Universidad Adolfo Ibáñez.
En tríos parecen agruparse los factores necesarios para alcanzar los fines últimos del ser humano, que también son tres: la felicidad eterna (fe, esperanza y caridad), la felicidad política (libertad, igualdad y fraternidad), la felicidad económica (tierra, trabajo y capital). Si bien César Hidalgo no se ha ocupado de los dos primeros, tal vez más dudosos, sí lo ha hecho del tercero, el desarrollo económico, aunque sus componentes serían, desde su perspectiva, distintos.
Hidalgo es físico de formación. Pero su carrera como científico la ha dedicado no tanto a una disciplina determinada como a hacer conexiones entre algunas en apariencia distintas. Actualmente está a cargo del grupo Macro Connections en el Media Lab del Massachusetts Institute of Technology. Sus investigaciones se han relacionado con el aprendizaje colectivo, para lo cual ha estado trabajando en la elaboración de herramientas y modelos para entenderlo, especialmente mediante el estudio y visualización de datos, que van desde la memoria cultural y las redes de correo electrónico hasta el comercio internacional. Hidalgo es coautor de The Atlas of Economic Complexity (2011) y en su libro más reciente, Why Information Grows, aborda, entre otras cosas, las teorías de crecimiento económico.
En vez de tierra, trabajo y capital, su trío es: materia, energía e información. En el prólogo de su libro nos dice que será "una exploración de los mecanismos que contribuyen al crecimiento de la información en todas las escalas, desde los átomos hasta las economías", un objetivo bastante ambicioso para un libro más bien breve. Cuando avanza de los átomos a la economía es cuando más convincente suena: explicando el crecimiento de las economías como una manifestación de la expansión de la información. Al explorar un gran conjunto de datos, construye un modelo que puede predecir el desarrollo económico a largo plazo examinando la complejidad o diversidad relativa de la economía, medida por la complejidad de los bienes que produce.
¿Cree ciegamente en los datos?
Yo creo en la ignorancia. Un científico es una persona que sabe cómo ser ignorante y no presupone un saber acumulado. Cuando quiere saber algo, entonces "entrevista" a la naturaleza y su manera de entrevistarla es a través de los datos. Hay una especie de humildad en aceptar lo que ellos nos dicen. Los datos llenan los vacíos y ayudan a cambiar, al menos en los científicos, las maneras de pensar.
Lo que sobran ahora son datos. ¿Cómo determinar cuáles escoger o atender?
Hay distintas maneras. La relevancia de una materia específica que explorar. O la novedad, por ejemplo, al mezclar datos de telefonía y comportamiento financiero de tarjetas de crédito, podrían revelar conclusiones sorpresivas. Con datos a mayor escala, es importante considerar la variedad y diversidad de tipos de datos, así como la diversidad de usos. Los datos, en general, son recolectados para un cierto uso, lo importante es saber si se pueden utilizar para algo distinto. Por ejemplo, los datos de las llamadas de telefonía móvil existen por un motivo: para determinar que la cuenta a pagar sea la correcta. Pero con la información que nos dan, se podrían usar para determinar la movilidad de las personas en una ciudad y mejorar así los sistemas de transporte; o ver cómo se distribuyen en los distintos barrios y poder sacar conclusiones sobre la movilidad social.
En el libro señala que le habían encargado escribir sobre economía. ¿Cuándo decidió que había que ampliarlo a la información en general?
Al ser mi primer libro en solitario, el descubrimiento se produjo al escribir el libro mismo, con todas las dudas e inseguridades que podría implicar. Por eso cambié el orden de los capítulos, empezando por una perspectiva más amplia para dejar lo relativo a las ciencias sociales para los capítulos finales. Creo que introspectivamente volví a mis raíces de físico y me parecía importante tratar de mostrar que había conexiones, que los sistemas económicos no están desacoplados de la biología o la física, que las cuestiones sociales no se construyen al margen, sino sobre ellas.
¿Qué entiende por información?
Es un término que está un poco prostituido, en el sentido de que es usado en muchos ámbitos distintos, con muchos significados distintos y por muchas personas distintas. En lo fundamental tiene un uso matemático y un uso en las ciencia naturales. En matemáticas (según el planteamiento de Shannon) la información que uno tiene en un mensaje es igual al número de preguntas de sí o no que se tienen que hacer para responder un mensaje de manera única. Mientras más combinaciones son posibles, mientras más preguntas posibles se responden, hay más información. Pero existe otro uso en la medición de esa incertidumbre, de esa entropía, y va dirigida a la reducción. No cuántas preguntas más se necesita hacer, sino cuántas preguntas menos; de hecho, si la pregunta es muy buena, se reduce considerablemente la cantidad de otras o, dicho de otra forma, se reduce la entropía. En las ciencias físicas se está más cerca de este segundo uso o medición de la información.
Hay algunos conceptos que introduce en su libro, por ejemplo, el de "personbyte".
Con el término quiero señalar que las personas tienen un límite en su capacidad de acumular conocimiento. Es como un vaso de agua y si se le echa más agua, se rebalsa y se pierde. En la sociedad actual el conocimiento es como un océano y es inútil tratar de atraparlo con vasos. Existe, por tanto, una difusión, una división del conocimiento en distintos sistemas complejos, el cual se puede reconstituir a través de redes de personas.
Otro es el de "cristalizar la imaginación".
Con la cristalización de la imaginación pretendo mostrar la idea de que los productos que hacen que nuestra vida sea más próspera y mejor nacen de computaciones mentales, sí, pero que después necesariamente se encarnan en materia, en objetos. Pensemos en los cavernícolas y el hombre actual: los átomos son los mismos, quizá no serían tanto más tontos ellos que nosotros, pero la diferencia está en que ellos carecían de todos los objetos que tenemos ahora, los cuales nacieron de nuestra imaginación, desde un lápiz a un avión. Los átomos de nuestra prosperidad son los objetos que transmiten los usos prácticos de nuestro conocimiento.
Su análisis sobre las redes económicas y el comercio plantea algunas posibilidades predictivas: la diversidad de producción permitiría predecir el PIB, por ejemplo.
A partir de los datos se puede ver que los productos que elabora un país y los patrones de diversificación no son aleatorios. Los países más diversos son más prósperos. Los bienes escasos y, por lo tanto, más valiosos, son producidos por los países que exportan bienes más diversos; o, visto desde la perspectiva inversa, los países cuyas exportaciones son menos diversas tienen mayores redundancias con otros, producen los mismos bienes, y estos son menos valiosos. Esa diversidad tiene que ver con la diversidad de conocimiento que el país tiene. Alemania e Irán demográficamente podrán ser parecidos (alrededor de 80 millones de personas cada uno), pero la diferencia en la diversidad económica, productiva y de conocimiento es muy marcada. En un país de producción diversa hay mucha gente que sabe cómo generar y hacer cosas más específicas y valiosas: es un país más rico.
También señala que la diversidad permitiría predecir los niveles de desigualdad.
Efectivamente, los países de producción más compleja son países con menor desigualdad. La misma difusión del conocimiento: mucha gente que sabe cómo hacer cosas más valiosas, implica que las desigualdades sean menores. Es difícil ser desigual en un país con la diversidad económica de Suiza. Esto es importante, porque suele plantearse como forma de resolver la desigualdad una serie de políticas redistributivas, pero ellas serán poco o muy poco útiles si no hay un cambio estructural en la complejidad económica.
Si la estructura de producción es tan importante, sería cuestión de cambiarla. Pero no parece tan fácil: un país que produce aceitunas variará a aceite de oliva, aceitunas rellenas, pero de ahí a la nanotecnología hay una gran distancia.
Sí, por eso no doy recetas de qué producir, lo que suele ser una receta para el desastre. Lo importante es señalar la importancia de un proceso de aprendizaje colectivo: se puede aprender de los más cercanos o de los más desarrollados. Porque hay países que han dado saltos más largos que las variaciones mínimas en sus materias primas. Es como tratar de saltar un charco: puede ser mediante pasos cortos o de un solo brinco; pero si saltas y te quedas corto, te caes al agua. Chile, por ejemplo, ha sido un país tradicionalmente de pasos cortos; Korea ha dado pasos más largos. Hay que saber cuándo dar el salto para no hacerlo muy temprano y caerte. En lo que estamos trabajando ahora es buscar datos para encontrar la estrategia óptima para cuándo dar un paso largo o cuántos pasos cortos antes de dar un brinco.
En resumen, ¿por qué unas economías son más ricas que otras?
Las economías más prósperas son aquellas que logran acumular la mayor cantidad de conocimiento en las redes de personas.
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