Francisco López fue, ayer, el último piloto del gran pelotón de motos en aprobar las revisiones administrativas y técnicas en la Base Naval de Mar del Plata –hoy sólo están citados los tres del podio de 2011: Marc Coma, Cyril Despres y Helder Rodrigues–, y aunque finalizó el trámite cerca de las 22:00 horas, quedó conforme. "Los mecánicos habían trabajado muy bien, teníamos todo el material en buenas condiciones y las motos Aprilia están perfectas. Motores nuevos, suspensiones personalizadas, nueva geometría, no queda nada pendiente".

"Chaleco" enfrentará esta nueva edición del clásico del todo terreno en una Aprilia 450 cc, modelo Touareg Rally Light. Es una moto que fue desarrollada por la fábrica de Noale tomando como base el perfil de piloto del chileno.

Tendrá como compañeros de equipo a los franceses Alain Duclos, Edouard Boulanger y Arnaud Besnier, bajo una estructura nuclear de 12 personas.

"Siempre los días previos de largar un Dakar son de ansiedad, pero lo tomo como algo normal. El año pasado estaba listo para salir el final desde el primer día hasta el final. Ahora vamos a dejar todo, pero las expectativas son diferentes. Trataremos de dar lo mejor, de no romper la moto, no romperme yo, ir cuidando el físico durante la carrera para intentar llegar a la meta en Perú", comenta López.

Agregó que "miro a los otros pilotos de punta y me sentía con algo de frustración, porque me encantaría dejarlo todo, pero sé que debo ser estratégico y maduro después del accidente que tuve. Por eso mi primera meta es llegar a la mitad de la carrera en Copiapó".

El piloto chileno confesó que "para ser sincero con toda la gente, ni siquiera yo sé cuánto estoy preparado para esta competencia. Para mí fue un desafío decir 'OK, voy al Dakar'.  Así que ahora tengo que ver cuánto puedo entregar con estos monstruo".