Han sido días difíciles para los vecinos del sector de Conchuelas, en Chañaral. Uno de los lugares más afectados tras el aluvión del viernes pasado. Residentes, militares y personal de Carabineros trabajan desde el fin de semana paleando el barro afuera de las casas y tratando de recuperar las pocas cosas que quedaron.
Mientras tanto, los vecinos, compañeros de barrio hace varías décadas, intentan organizarse para salir de la precaria situación en la que se encuentran. "Mi abuelo siempre decía, cuando éramos chicos, que si llovía más de cuatro horas seguidas, se iba a salir la quebrada de Conchuelas", señala Cecilia Ponce. A su alrededor esta lo poco que quedó de la casa de su abuela, en la que también vivían tíos, primos y hermanos. Hoy, es una de las 103 casas de Chañaral que está calificada como pérdida total.
La comuna ya había vivido una situación similar en los aluviones del 2015, con el desborde del río Salado, sin embargo, ese año la quebrada de Conchuelas no se había activado con las lluvias.
"Durante las lluvias, toda la atención estaba puesta en el sector del río Salado, pero ahí ya casi no vivía gente. Nadie se imaginó que el desastre iba a ser aquí", dice Cecilia. Desde lo que antes era el living de su casa, ahora se puede ver el interior de varias viviendas, a través de los muros que botó él aluvión.
Un par de cuadras más abajo se encuentra la casa de Olga Donoso (64), y su marido, Oscar Berríos (60), ambos trabajaban atendiendo un local de ropa americana en la misma vivienda, pero ahora toda la ropa se acumula en cerros de barro en la calle. "Nos dijeron que toda la ropa tenemos que botarla, porque está contaminada", señaló Olga.
El 2014 ya habían perdido su casa durante un incendio en otro sector de Chañaral, por lo que en 2015 se fue con su marido a vivir a la zona de Conchuelas para empezar de nuevo. "Ese año se nos llenó de barro la ropa con los aluviones, pero no alcanzamos a perder la casa, pero ahora otra vez tenemos que empezar de cero", se lamenta mientras mira su casa vacía. A pesar de eso, no han pensado en irse. "Nos gusta la vida aquí. No podríamos imaginarnos en otro lugar".
También estuvieron presentes los vecinos de otros sectores que llegaron a ayudar. Uno de ellos fue Francisco, quien junto a su mamá se organizaron para repartir almuerzo a los más afectados. "Recolectamos los ingredientes entre familiares y amigos", señaló mientras repartía el menú del día: arroz con pollo y un jugo. "Tratamos de ayudar en lo que se puede".
Mientras continuaban los trabajos, un particular personaje llegó al sector de Conchuelas. Con grandes zapatos azules, un traje a rayas y una bolsa llena de globos, el payaso "Polillita" buscaba alegrar un poco la mañana de los vecinos que perdieron sus casas.
La persona detrás del traje era Eduardo Portilla (26), un trabajador de la minería que, además, es el único payaso en Chañaral. "Vine a alegrar a la gente mientras trabaja para que se despejen un rato, además de repartir colaciones y dulces entre los niños", señaló. Aquí todos los vecinos de la comuna nos conocemos, así que siempre nos ayudamos entre nosotros".