Ahora no hay sonrisas. No hay cánticos. No hay bromas. No hay nada. La amargura en el Monumental es tanta que ya ni siquiera hay ganas de tomarse una selfie para retratar un domingo más de estadio. Ha terminado el partido y nadie quiere hacerlo. Los mismos 39 mil que llegaron temprano a repletar el estadio, ahora huyen del desastre. Porque es así. Así lo siente la gente. Las suspicacias con Pablo Guede son tantas que dos horas atrás, cuando lo presentaron junto al plantel por altoparlante, su nombre fue el menos aplaudido. Incluso algunos lo abuchearon.
Por algo su hijo, que miró el duelo desde una caseta, estuvo mucho más atento al celular que a lo que pasaba frente a él, preocupado quizás por lo que se decía de su padre en redes sociales y el fracaso del que fue el principal responsable. Se va raudo, cabizbajo, como todos en el Monumental, mordiendo los insultos que bombardearon la banca del DT desde el empate de Antofagasta.
"¿Cómo se te ocurre sacar a Rivero?", grita uno. "¡Chao, Guede, eres nefasto!", se desahoga otro. Los hinchas llegaron en masa confiando asegurar, al menos, la primera opción al título hasta la próxima fecha, pero de eso nada. La propia familia de Esteban Paredes, por ejemplo, que pocas veces asiste a Macul, llegó con más de 10 miembros a alentar a su goleador. Su madrastra, muy querida por el ídolo, no podía creer en lo que terminaba una tarde en que celebrarían el día de la madre como más le gusta al clan: con fútbol, goles y victorias.
Ahora nadie canta. Ahora es todo negro. Es sencillo pasar de un estado a otro, más aún si eres de Colo Colo. Hace dos horas y media atrás, el Monumental coreaba el clásico Feliz día de la Madre, dedicado precisamente a la U, el archirrival, pero el recuerdo los sonroja, porque saben que el sueño de la estrella 32 está trizado. Una hora atrás, los propios Carabineros tomaban sus celulares para grabar el histórico momento, con Colo Colo acariciando los tres puntos del título. Ahora, se desentienden de todo.
El cambio de ánimo es claro. "Es culpa tuya, Guede", le grita un espectador al argentino, mientras abandona la tribuna Pacífico, deseando que todo esto se revierta en seis días más. Se nota que al técnico ya nadie le cree. A los colocolinos les encanta ganar y él llegó con ese discurso a Macul, prometiendo todo, con trabajo e ideas nuevas. Una Copa Chile es muy poco para esta hinchada, que siempre tiene hambre de más. El papelón en la Libertadores, el fracaso actual... Razones existen para el fastidio que tienen los miles que arrancan del estadio este domingo de lluvia.
La soberbia es el primer pecado capital. Una actitud viciosa de la que se hastiaron los fanáticos albos. "Ya nadie te cree, Guede", le gritan. Él se mete al túnel, aparecerá para asumir todas las acusaciones, aunque de poco valga ahora. Quizás se culpe de todo. Quizás se ría y lance una broma. Así es Guede, el más odiado este domingo.