Charles Aznavour es una especie única sobre la tierra. A sus 92 años -en mayo próximo serán 93- es el cantante más longevo que hoy gira por el planeta, con una agenda tan activa como cualquier otra figura en plan de expansión. "Y el año pasado recorrí EE.UU., Japón y Europa, y realmente lo disfruté", refuerza el artista, apabullando a cualquiera que intente desafiar sus estadísticas, lo que incluye a Bob Dylan, los Stones y McCartney, todos con casi dos décadas menos, una veteranía que palidece al lado del franco armenio.
En ese empeño por resistirse al retiro, Chile ha ocupado un espacio protagónico. Tras venir en 1993, 2008 y 2013, la voz más internacional de la canción francesa retornará este sábado 11 al Teatro Caupolicán con el tour Sólo una noche, el que en ningún caso asume como un hasta siempre definitivo. "Ninguno de nosotros sabe lo que va a deparar el mañana. Me despido por ahora de los escenarios, ¿pero quién sabe lo que puede suceder más adelante?".
¿Qué lo motiva a seguir girando?
La primera vez que me subí a un escenario tenía 9 años, por lo que siempre me gusta estar en contacto con el público y volver a los lugares que me han encantado. Mis productores me han dicho que a mis 92 años estoy haciendo algo que nadie había hecho antes. Es bueno saber de ese tipo de marcas, pero mi preocupación sigue siendo dar lo mejor para la audiencia. Por eso aún hago 1 hora 40 minutos de show con 22 canciones, todo lo que la gente quiere escuchar.
¿Tiene una preparación especial?
No, nada, excepto volver a aprender las doce canciones que voy a hacer en español en Santiago. Cuando un artista como yo canta en muchos idiomas, con la edad la memoria está cada vez menos apta para recordar algunos detalles, por lo que este tipo de asuntos me lleva mucho más tiempo.
En estos años, ¿piensa habitualmente en cómo será recordado?
Siempre he tratado de hacer mi mayor esfuerzo componiendo, con la esperanza de que los años sean amables con el trabajo que he dejado. Me siento muy afortunado al ver a las nuevas generaciones que llegan a mis conciertos. Por ejemplo, recientemente una chica de 18 años me dijo que ella podía reconocerse en uno de mis temas, el que yo escribí 60 años atrás. Así que espero que mis canciones perduren con los años, pero es algo que nadie puede predecir.
En sus inicios dividió su carrera entre el cine y la música. ¿Pensó en esos años que la música empezaría a monopolizar su figura?
No, nunca, porque me dijeron que no me dedicara al canto, que nunca lo hiciera, que debía cambiar de trabajo, que no me veía bien y hasta que mi voz estaba destrozada. Pero empecé a escribir y la vida siempre juega algunos trucos. Todavía estoy aquí recorriendo el mundo, mientras todos los demás se han ido.
Es cierto que Aznavour ha visto partir a casi todos sus coetáneos: Édith Piaf, Gilbert Bécaud, Yves Montand, Bing Crosby, Frank Sinatra. Pero el destino también lo ha hecho compartir el mismo mundo de nombres con logros igual de voluminosos. Por ejemplo, la inglesa Vera Lynn se convertirá a mediados de mes en la primera artista en lanzar un álbum con 100 años. Hasta 2011, el título de la figura más longeva en salir a la ruta lo poseía el alemán Johannes Heesters, cuyo último show fue a los 106 años. Eso sí, de todos ellos, Aznavour parece el más inquieto. "Mientras hablamos, tengo más de 10 proyectos sobre la marcha", subraya. En su itinerario reciente, el más significativo fue la colaboración de 2016 con el fallecido Juan Gabriel, el que integraría el álbum Los dúo 3, anunciado hace un tiempo como su primera entrega póstuma.
"Me gustaba mucho Juan Gabriel, con quien hice un dúo de una de mis canciones, Venecia sin ti, tristemente justo antes de morir. Si tuviera que agregar más latinos que me gustan, están mi amigo Julio Iglesias, y también Shakira, Ricky Martin, Laura Pausini y Enrique Iglesias". Pero el radar del intérprete no sólo alcanza a la música. Hijo de un barítono y una actriz, ambos de origen armenio, se da el tiempo para discutir sobre el gran tema que ha aquejado a Europa en esta década: la inmigración.
Aunque en esta entrevista por mail decide dejar sin responder una pregunta relativa a los decretos antimigratorios de Donald Trump, con respecto a sus raíces asegura: "Cuando los armenios se vieron forzados a emigrar después del Genocidio de 1915, se distribuyeron por el mundo y fueron muy agradecidos por los países que los acogieron. En silencio trabajaron muy duro y se integraron, porque somos una raza muy talentosa. Llegamos a lo más alto en todas esas naciones. Lamentablemente hoy los inmigrantes no tienen el deseo real de integrarse y no son agradecidos con los países que los reciben".