Charly García y el regreso de GIT marcan el cierre del festival más importante de Argentina

El Cosquín Rock, que se hizo entre viernes y domingo y que cada noche juntó a 25 mil personas, tuvo el retorno del trío que en mayo pasará por Chile.




No tiene la espectacularidad tipo carnaval de Los Fabulosos Cadillacs, ni esa suerte de morbo que merodeó la resurrección de Soda Stereo. Pero el regreso de la formación original de GIT tiene una intención clara: hacer algo de justicia con una de las bandas más populares, y también más criticadas, del boom ochentero que vivió el rock latino.

La noche del pasado domingo, en la tercera y última jornada del festival Cosquín Rock de Argentina, el trío que integran Alfredo Toth (59), Willy Iturri (52) y Pablo Guyot (58) se volvió a abrazar en un escenario, tras 16 años de pausa, y lo hizo en el evento musical más convocante de Argentina y uno de los más masivos de la región. Aunque la noticia era comidillo desde hace semanas, la organización intentó montar un efecto sorpresa: el conjunto no salía en el cartel oficial y apareció sin aviso en el más grande de los tres escenarios, justo antes de Babasónicos, otro de los invitados estelares. Aplauso cerrado de las cerca de 25 mil personas a la agrupación que encarnó la faz más light y comercial del rock argentino.

Ahí la sorpresa cedió a la lógica: el trío sólo desenfundó sus dos mayores éxitos, La calle es su lugar y Es por amor, y demostró que aún tiene destreza y vitalidad para interpretar ese pop rock simple, sin pirotecnia ni estridencia que cruzó su discografía. Aunque  lejos del look glam de sus días juveniles, se vieron dignos: para la presentación en el festival que se levanta en la comuna de San Roque, a una hora de Córdoba, ya contaban con ocho semanas de ensayos.

El plan ahora es una gira que en mayo pasará por Chile, desde donde proyectaron su fama latina y que guarda como hito su paso por Viña 1987. "La idea es que sea un retorno en buen nivel. Veremos si haremos nuevos temas", sintetizó Roth en la conferencia posterior al show.

Como si se tratara de otro abrazo con el pasado, el cierre de Cosquín, cerca de la medianoche, estuvo en manos del artista que precisamente descubrió a GIT en los 80: Charly García, renovado y más robusto tras superar el colapso que casi lo tumba para siempre. El hombre del bigote bicolor tocó más de dos horas y las hizo todas: repasó hits desde Yendo de la cama al living hasta Influencia; lanzó una pulla contra el grupo alemán de punk Die Toten Hosen, que tocaba en otro escenario ("¡toquen cuando aprendan!"); y concluyó su show cerca de las 2 de la mañana, cuando la lluvia y el viento azotaban nuevamente las montañas donde se enclava el evento.

Junto a su trío de músicos chilenos -y aunque aún su voz se nota magullada y casi sin vuelta- García demostró que su resurrección escénica ya está firmada. "El sigue concentrado en la música y esta vez nada lo sacará de ahí", comenta en el backstage su mánager, Fernando Szereszevsky.

Un cierre a la altura del festival, que reunió a cerca de 100 nombres y que presentaba a dos chilenos: Gondwana, que lideraría el espacio dedicado al reggae el sábado y que no tocó debido a que un temporal derribó el escenario; y la banda metalera Lucas Yaksic, ganadores del concurso que define al representante local en Cosquín y que tocaron ese mismo día en el escenario dedicado al género, con un recibimiento más que correcto.

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