Unos tres mil chiíes de la ciudad de Quetta, en el oeste de Pakistán, se han concentrado para protestar por la matanza perpetrada el jueves y se niegan a enterrar decenas de cadáveres, informaron hoy la Policía y los manifestantes.
"Hay al menos 3.000 personas reunidas y tienen con ellos 58 de los cuerpos recuperados tras el atentado del jueves", dijo pasado el mediodía un responsable policial de Quetta, Yusuf Alí, quien añadió que los concentrados reclaman la intervención de los militares.
Los manifestantes se encontraron ayer por la tarde en la zona de Alamdar, un área de población predominantemente chií que el pasado jueves fue escenario de uno de los mayores atentados de los últimos años en Pakistán, que mató a 84 personas.
El ataque fue reivindicado por un grupo radical suní, Lashkar-e-Jangvi, protagonista habitual de matanzas se corte sectario.
"No queremos que el Ejército tome la ciudad, solo que las fuerzas de seguridad detengan a los culpables porque la Policía sabe dónde se esconden", dijo a Efe desde Quetta un portavoz de la comunidad chií y miembro de la minoría hazara (de confesión chií), Qadir Alí.
"Hasta hora ninguna autoridad de los Gobierno regional o federal han venido a hablar con la comunidad chií de Quetta, pero esperamos que esta tarde lo hagan y entonces decidiremos si llevamos los cuerpos al cementerio", declaró Alí.
Los hazaras son una minoría étnica originaria del centro de Asia que suele sufrir los ataques sectarios de grupos integristas suníes como el del pasado jueves, que tuvo lugar en un salón de billares situado en el sótano de un inmueble.
Minutos después de una primera explosión perpetrada por un suicida, un artefacto de enorme potencia provocó el derrumbe del edificio de tres pisos, donde había una academia de informática, y acabó con la vida de decenas de personas, en su mayoría hazaras.
"El gobierno ha fracasado totalmente en proporcionar seguridad a la minoría chií del país", denunció Alí.
De acuerdo con un informe de seguridad publicado hace una semana, la violencia sectaria en Pakistán registró durante 2012 un importante aumento respecto al año anterior; este tipo de atentados dejaron 537 personas muertas, la mayoría de la minoría chií.