Las algas, los desechos forestales y la jatropha (una clase de oleaginosa). Esas tres fuentes serán las que marcarán el desarrollo futuro de los biocombustibles en Chile. El mensaje viene del ministro de Energía, Marcelo Tokman, quien sostiene que el gobierno está avanzando en apoyar la investigación de los "biocombustibles de segunda generación".

Hace  tres años, en cambio, cuando las autoridades y el sector privado dieron el primer impulso para explorar el tema, la mirada estuvo puesta en cultivos tradicionales, como el maíz, trigo y azúcar. Si bien Tokman no habla de un cambio en la política oficial, reconoce que "el futuro de los biocombustibles en el mundo está en los de segunda generación".


VENTAJAS
Dos son las ventajas de éstos frente a las alternativas tradicionales. No requieren de suelo agrícola para su producción. En el caso de las algas, su explotación se efectúa en la zona norte, que presenta extensas tierras disponibles, hoy sin valor productivo. De esta forma, no compite con cultivos tradicionales y, por lo tanto, no produce efectos en la producción de alimentos. Además, entrega un aporte mayor en términos de energía neta.

"Estos biocombustibles se hacen cargo de una de las principales críticas que recibieron los cultivos tradicionales:  el encarecimiento de los alimentos, por la utilización de grandes superficies de tierra", indica el ministro.


USO DE ALGAS
En el caso del cultivo de las algas, otro factor positivo es que Chile tiene ventajas competitivas. "Los terrenos y condiciones del norte son propicias. Hay abundante territorio, terrenos que no tienen uso, con excelente radiación solar, que es lo que se requiere para el crecimiento de las algas", afirma. Por este motivo, actualmente ya hay grupos empresariales viendo la posibilidad                   de desarrollar proyectos en esta materia.

Tokman explica los beneficios de esta opción energética. "El proceso de crecimiento de las microalgas se puede acelerar con emisiones de CO2. Hay un gran potencial para las generadoras, porque pueden inyectar las emisiones que producen las centrales térmicas en estos cultivos de microalgas y obtener un doble beneficio: generar biocombustibles para esas mismas plantas, y capturar emisiones de CO2", detalla.

Según fuentes de la industria, las empresas Copec, Gener, el grupo Suez -a través de sus eléctricas del norte Edelnor y Electroandina-, GasAtacama, Petrobras y la estatal petrolera Enap, entre otras, están interesadas en explorar la producción de biocombustibles con algas.

Estos actores habrían presentado propuestas para un concurso público que lanzó  CNE, de investigación aplicada sobre biocombustibles producidos en base a algas y microalgas. El objetivo es propiciar la formación de consorcios integrados por privados y una universidad -pública o privada-, además de centros de investigación internacionales.

Para esto, el sector público destinará US$ 12 millones y los privados aportarán US$ 8 millones. Se espera que el proceso culmine con la instalación de una planta piloto. El jueves la CNE recibió las propuestas. Siete en total, y entre los oferentes "están importantes empresas de combustible del país y generadoras, junto a universidades y centros de investigación de México, EEUU, Francia, España y Alemania", menciona Tokman, sin entregar mayores detalles.