El informe Mundial Sobre Drogas 2015 que desde hace 20 años elabora Naciones Unidas, esta vez no trajo buenas noticias para Chile.

Según las cifras que revela el documento dado a conocer ayer en Viena, Chile es el tercer país de América en consumo de marihuana y cocaína.

El trabajo de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Onudd), recopila las últimas cifras publicadas por cada país, las ordena por continente y da cuenta de estas realidades.

Según la prevalencia del consumo de cocaína, en población de 15 a 64 años, Chile es el tercero con mayor consumo frecuente con 1,73% (2014), solo superado por Estados Unidos que tiene una prevalencia de 2,3% (año 2015) y por Uruguay (1,8%, 2014).

En cuanto a la prevalencia de consumo de marihuana, Chile también es tercero, con el 11,83% (datos 2014), por debajo de de EE.UU. (16,5% en 2015) y Canadá (14,73% en 2015). Respecto del consumo de anfetaminas y opioides nuevamente EE.UU. y Canadá encabezan la prevalencia continental.

En Chile, según cifras del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) el consumo de marihuana es el que más ha crecido. Si en 2010, 75 mil personas decían consumirla, en 2014 fueron 250 mil. Por género los hombres son los que más fuman.

A juicio del Senda, no corresponde fijar un ranking a partir del informe "porque cada país dispone de sus propios estudios sobre los cuales reporta prevalencias de uso, a través de procesos no necesariamente comparables" y porque además, no todas las cifras corresponden al mismo año.

"A todos nos gustaría que el consumo de drogas en Chile fuera menor y nos preocupa el uso de estas sustancias, especialmente en población adolescente. Existen una serie de factores que podrían explicar los niveles de consumo, como temas de costo, que es un mercado atractivo para productores de drogas, factores culturales y sociales, entre otros", dice Senda por escrito.

El mes pasado, este servicio dio a conocer en su cuenta pública, cuáles fueron las sustancias más consumidas en Chile que generaron tratamiento. Solo en 2016 se atendieron 28 mil personas, la mayoría sobre 20 años. La pasta base (39%) y el alcohol (38%) fueron las que más motivaron ingreso, seguidas de la cocaína (16%) y la marihuana (4%).

Daniel Seijas, psiquiatra experto en adicciones de Clínica Las Condes, dice que el consumo de marihuana ha aumentado, especialmente desde que comenzó "el lobby pro legalización de la marihuana, que no busca despenalizar sino legalizar". "Vemos cada vez más pacientes con problemas por consumo de marihuana y también con consumo de marihuana y cocaína juntos", lo que confirma lo mismo que ha mostrado la investigación que la marihuana sí tiene el efecto de puerta de entrada al consumo de otras drogas. "La política de despenalizarla es un error científico, clínico, político, epidemiológico y social. Hay evidencia suficiente que el parlamento no ha tomado en consideración. La marihuana no sirve para todo. Uruguay despenalizó para combatir el consumo de pasta base, pero no ha funcionado", señala.

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Drogas no son inocuas

Cuando un adolescente consume marihuana, se producen problemas conductuales, dificultades anímicas, descuido por su apariencia personal, desmotivación, desinterés, bajan las notas, hay problemas de concentración. "Una de las complicaciones más importantes es que los jóvenes tienden a usar la marihuana sin saber que están tapando otros síntomas depresivos, de ansiedad, bipolaridad incipiente o déficit atencional. Si esos cuadros no se tratan bien y se esconden detrás de este consumo, se agravará", dice Seijas y menciona que la marihuana aumenta por tres el riesgo de desarrollar una esquizofrenia.

En los adultos la falta de atención y concentración también se ve afectada, lo que lleva a cambiar de trabajos constantemente.

Con la cocaína es un poco diferente ya que se trata de un estimulante, que muchas veces usan personas con trabajos muy estresantes, realizan turnos de noche, trabajos de mucha energía que requieren un despertar mental. También la usa gente con problemas anímicos de base y terminan con más daño porque la droga los descompensa. "La cocaína produce problemas cardiovasculares y cerebrales. Aumenta el grado de agresividad e incrementa problemas de parejas y familias", recalca Seijas.

Estrategias

Senda destaca que está desarrollando de forma permanente estrategias de prevención para más de 2,5 millones de estudiantes, partiendo desde la primera infancia en salas cuna y jardines infantiles y cubriendo todo el ciclo escolar.

Reconocen que no es suficiente y que se requiere que las familias y la comunidad se involucren. "Tenemos programas para involucrar a padres, y en general a los adultos responsables, en la prevención. Porque un niño con una familia involucrada reduce a la mitad las posibilidades de consumo", dice el organismo.