Tras más de un año de trabajo entre distintas reparticiones públicas, sociedades científicas y universidades, el gobierno creó el "Plan Nacional contra la resistencia a los antimicrobianos", un documento de 44 páginas que contiene 16 estrategias, 41 medidas y 74 acciones para combatir de manera coordinada la resistencia que bacterias, virus y hongos (microbios) desarrollan frente a los fármacos, resistencia que ya está dejando sin posibilidad de tratamiento a algunas infecciones.
La preocupación es mundial. De hecho ha sido tema central en asambleas de Naciones Unidas y reuniones de la Organización Mundial de Salud (OMS). Esta última resolvió hace dos años aprobar un plan y aplicarlo a cada país.
El documento , coordinado por el Ministerio de Salud, ya está disponible en la página web de esta cartera.
El plan recoge el trabajo que por separado ya se realizaba en el país en materia de salud humana, animal y agrícola y abarca acciones de prevención, control de las infecciones, uso de antimicrobianos, investigación sobre las causas y consecuencias, desarrollo de nuevos medicamentos, formación y capacitaciones de profesionales y técnicos y la comunicación y educación a la comunidad.
El subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, reconoce que hay algunos aspectos que se deben mejorar. Uno de ellos tiene que ver con la labor que cumple el Instituto de Salud Pública (ISP). En la actualidad, este servicio tiene claras competencias sobre la salud humana, pero no sobre la animal o agrícola. En este aspecto, "debemos mejorar las competencias y el trabajo del ISP, lo que implica más personal y recursos. Aunque ya existe una relación entre el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el ISP para el análisis de muestras en casos de pesquisas o brotes en animales, se requiere avanzar más en el uso de antimicrobianos", indica.
Para la presidenta de la Sociedad Chilena de Infectología (Sochinf), Mónica Lafourcade, la principal preocupación es cómo se llevará a la práctica este plan. "Hay acciones que se pueden realizar en el corto plazo, como campañas de educación, pero necesitamos que todos los sectores participen, no solo salud humana. En medicina veterinaria (clínica menor) no sabemos cuánto antibiótico utilizan; en la salmonicultura, se estudia las trazas de antibiótico en el salmón pero no las bacterias resistentes que están en el salmón y nos comemos", señala.
Entre los aspectos que se deben mejorar, Burrows menciona la concientización de la población, el trabajo conjunto del sector agrícola, salud animal, humana, e incluso las indicaciones de los propios médicos. "Hay especialistas que prescriben más antibióticos de lo que se requiere. Tenemos que hacer esa identificación y trabajar en conjunto", dice.
Lafourcade, médico microbiólogo clínico, dice que los pacientes no saben que existe un problema con los antimicrobianos. Se automedican, consiguen remedios en las ferias o en Internet para tratarse un resfrío y no saben el riesgo que corren, insiste.
El plan incluye el nombramiento de un organismo coordinador, programa de vigilancia integrada, programa educativo para pacientes y dueños de mascotas, fortalecimiento de una red de laboratorio de análisis y la creación de normas en relación a hacinamiento y ventilación en instituciones cerradas como penitenciarias, cuarteles militares, albergues y hogares de ancianos, entre otros.