Francisca Crovetto fue la primera en poner su pie en el CEO2 de Ñuñoa. La tiradora al vuelo llegó a las 13.20 del miércoles pasado, 10 minutos antes del horario convenido. Y le tocó esperar. Mucho. Sus competidoras para portar la bandera de Chile en la ceremonia inaugural de Río, Erika Olivera y Natalia Duco, arribaron cerca de las 14.00. La foto de familia se demoró aún más: la maratonista se enfrascó en una interminable conversación telefónica.

A partir del primer minuto del miércoles, las tres lucharán por ser la abanderada de Chile. Todo se resolverá en una elección popular de 15 días (del 18 de mayo al 1 de junio) que podrá seguirse al detalle en latercera.com, el portal que aglutinará los votos. Los que quieran participar podrán hacerlo con los hashtags #AbanderadaDuco, #AbanderadaOlivera o #AbanderadaCrovetto a traves de la web de La Tercera, twitter, facebook e instagram.

A la cita del miércoles, las deportistas del Team Chile llegaron sin ningún voto aún en las alforjas y con la ilusión intacta. Preocupadas más por la competición que las llevará a Río, pero orgullosas con la posibilidad de representar a  su país en el desfile de los Juegos.

Crovetto llegó con su agente de prensa y, tras vestirse con la indumentaria del Team Chile, inició su sesión fotográfica indivual para El Deportivo. Mostrando un desplante propio de cualquier figura de la televisión, la doble medallista panamericana atendió cada uno de los requerimientos. Seria en la conversación, pero profesionalmente sonriente cuando las cámaras la invitaban a posar. Y paciente, muy paciente.

A las 13.55, Olivera se baja de su Mazda 5, a toda velocidad, y con el celular pegado a la oreja. Ser madre de cinco hijos, esposa, atleta, instructora y estudiante de educación superior no es tarea sencilla. Se le nota preocupada, no suelta su teléfono, con el que intenta solucionar uno de los tantos problemas domésticos que se le presentan. Tras colgar, la maratonista cumple con el protocolo. Aparenta confianza, seguridad  en la elección.

Natalia Duco aparece sola, justo cuando la lluvia era más fuerte y elige la puerta más alejada al CEO2 para ingresar al centro de entrenamiento, por lo que echa un vistazo a los entrenamientos de esa hora en varias disciplinas. Un saludo general con una sonrisa, que se mantuvo toda la sesión. Algo incómoda con la talla de su polera del Team Chile, pero contenta de encontrarse con las otras dos candidatas. El nombre de su entrenadora aparece un par de veces en el celular. No contesta.

Las tres deportistas se saludan. Y luego posan una y otra vez. Entre bromas y risas, van cambiando de posición, pasando de mano en mano la bandera que las tres sueñan portar en Río."¿Estamos?", es la pregunta con que la balista, la más efusiva, pone fin a la toma de imágenes. A Crovetto aún le toca esperar: debe realizar un sorteo del Team Chile, que capitanea. Fue la primera en llegar y la última en irse.