Francia 98 significó el regreso de la selección chilena a los mundiales, después de años de penurias y una dura sanción de la FIFA tras el escándalo de Roberto Rojas en Maracaná. El castigo no sólo marginó a Chile de Italia 90, sino que lo privó de disputar las Eliminatorias para Estados Unidos 94.

Por eso, el proceso clasificatorio para la cita gala tuvo un gran apoyo. Y si bien comenzó con un pálido empate a 1 en Barinas -resultado que le costó el cargo al español Xabier Azkargorta-, el apoyo se mantuvo siempre.

Ya con Nelson Acosta en la banca, Chile se hizo casi invencible jugando en el Estadio Nacional. Derrotó a ocho de sus nueve rivales (sólo cayó ante Argentina) y rescató puntos valiosísimos de visitante, que le permitieron superar a Perú por diferencia de goles y volver a una Copa del Mundo tras 16 años. Esto se debió principalmente al trabajo de Iván Zamorano y Marcelo Salas, quienes anotaron 12 y 11 goles, respectivamente, siendo los máximos artilleros de las Eliminatorias.

Haciendo historia

Después de lograr la clasificación, la Roja inició una gira de preparación por Asia, Oceanía y Europa, que tendría una estación final en Wembley, el 11 de febrero de 1998, con un memorable triunfo 2-0 gracias a dos tantos de Salas.

El sorteo quiso que Chile quedara en el Grupo B, junto a Italia, Austria y Camerún, rivales de gran envergadura física y con formas distintas de jugar.

El 11 de junio, los de Acosta debutaron frente a Italia en el Parc Lescure, de Burdeos, con más de 10 mil chilenos en las tribunas. El duelo comenzó muy mal para los nacionales, pues a los 9', Christian Vieri abrió la cuenta para la Azzurra. Sin embargo, en el epílogo del primer tiempo apareció Salas para definir en el área chica, luego de un pivoteo de Bam Bam.

Luego, el Matador batiría con un impecable cabezazo a Gianluca Pagliuca (50'). Sin embargo, la decepción llegaría a cinco minutos del final, cuando el desconocido juez nigerino Lucien Bouchardeau sancionó un discutible penal, luego de que Roberto Baggio hiciera rebotar el balón en el brazo de Ronald Fuentes.

Por la forma en que se dio, el 2-2 fue tomado como una derrota, pero igualmente Chile quedaba en un buen pie para enfrentar a Austria, en Saint-Etienne, el 17 de junio. A los 69', Salas abrió la cuenta, pero en el último aliento, Ivica Vastic sacó un remate desde fuera del área, que se clavó en el ángulo.

Pese a todo, la Roja dependía de sí misma para clasificar. Debía vencer a Camerún en Nantes, seis días después. A los 20', un perfecto tiro libre de José Luis Sierra le dio el primer tanto a la Selección, que luego se replegó. Así, no extrañó que Los Leones Indomables empataran. Incluso, los africanos pudieron ganar, de no ser por los errores arbitrales del húngaro Laszlo Vagner. Sin embargo, esta vez la fortuna estuvo con el equipo de Acosta, que se convirtió en la primera selección  chilena en acceder a la siguiente fase en un Mundial fuera de casa.

En la ronda de 16, Brasil aterrizó las ilusiones y eliminó a Chile con un claro 4-1, en París.

"Nadie tenía fe en nosotros"

Ronald Fuentes fue uno de los personajes clave que dejó el Mundial de Francia 98. El defensa jugó completos todos los partidos de la Selección, aunque su participación ante Italia sería recordada por el discutible penal que cobró el juez de Níger, Lucien Bouchardeau, luego de que el balón le rebotara involuntariamente en la mano.

"Lo que pasó es parte del fútbol. En ese momento no sacaba nada con reclamarle, porque más encima estaba el tema del idioma. Así es que me preocupé de hablar con Nelson Tapia y decirle que si atajaba el penal yo iba a ser el primero en correr para sacarla ante un rebote", recuerda el ex defensa de Universidad de Chile.

En ese contexto, confiesa que "sin sentirme responsable de lo que pasó, sentí mucha tristeza, porque si ganábamos ese partido hubiéramos evitado a Brasil".

Eso sí, reconoce que el partido más doloroso no fue ese, sino que el siguiente ante Austria. "Austria no tuvo ninguna opción de gol y nosotros teníamos el partido controlado. Pero justo nos equivocamos en salir a romper, y Vastic la clava en el ángulo. Ahí nos dimos cuenta de que nos pesó el poco roce internacional que teníamos, porque el 90 por ciento del equipo jugaba en el torneo local", afirma.

No obstante, agrega que "éramos un grupo maduro y estábamos dolidos por no haber podido jugar las clasificatorias para Estados Unidos 94. La mayoría tenía entre 28 y 29 años y eso también nos ayudó a salir adelante de esa situación".

La historia cambiaría frente a Camerún, y Chile lograría la clasificación en un dramático partido. "No jugamos bien ese partido, ellos fueron absolutamente superiores. Sólo nos dedicamos a aguantar y a que no nos llegaran. Además, ellos tenían una enorme contextura física, yo los veía en la tele de mi porte, pero en la cancha el más bajo era como Javier Margas. Creo que nunca corrí tanto en mi carrera como en ese partido, porque eran demasiado rápidos y frontales", recuerda.

Y luego recuerda: "Cuando supimos el resultado de Austria, lo primero que se me vino a la cabeza fue que nadie nos tenía fe y demostramos que pudimos".