El azúcar es uno de los productos más apetecidos y con mayor demanda del mundo. Según el Departamento de Agricultura de EE.UU., entre 2012 y 2013 se consumieron más de 163 millones de toneladas en todo el mundo.
Y Chile es uno de los líderes de este consumo. Según el estudio británico Dietas Futuras, presentado la semana pasada por el Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI, por sus siglas en inglés), que cita cifras de la FAO, el país está entre las 15 naciones (y segunda en Latinoamérica, detrás de Surinam) en ingesta de azúcar. Los chilenos consumen, en promedio, 60 g de azúcar per cápita al día, doblando lo recomendado por la OMS (30 gramos).
La elevada cifra es uno de los principales factores que explican los altos índices de obesidad y sobrepeso en el país, que según la Encuesta Nacional de Salud 2010, afecta al 66,7% de los chilenos mayores de 15 años, es decir, unos 9 millones de chilenos.
Según el endocrinólogo de la Facultad de Medicina UC, Pablo Olmos, el azúcar "tiene alto contenido calórico, lo que produce un mayor número de calorías que, en su mayoría, no son utilizadas".
Sharada Keats, experta en desarrollo y política agrícola del Instituto de Desarrollo de Ultramar y una de las autoras del estudio, explica a La Tercera que "si esta tendencia continúa llegaremos a la etapa donde dos de cada tres personas en el mundo tendrán sobrepeso u obesidad".
En su estudio, realizado junto a Steve Wiggins, se muestra que el aumento en los ingresos familiares ha llevado a un cambio alimentario en la sociedad, modificando la dieta de cereales y tubérculos a carne, grasa y azúcar. "Este informe muestra que el sobrepeso y la obesidad ya no son un problema de los países ricos, sino que un problema global", sostiene Keats. Este proceso, llamado "transición alimentaria", se ha visto en todos los países donde los ingresos económicos crecen y los precios de la comida se vuelven más asequibles. "Las cifras de Latinoamérica son tremendas. Algo así como una de cada dos personas tiene algún tipo de problema con su peso. Aunque se encuentra por debajo de Norteamérica, pero similar a cifras de Europa y Medio Oriente", alerta.
Para Enrique Jacoby, asesor regional de Alimentación Saludable y Vida Sana de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), esta alza es alarmante, sobre todo en los países en desarrollo. "Mientras que Estados Unidos demoró casi 35 años en triplicar sus tasas de obesidad en adultos, a México y a Chile les tomó alrededor de 15 a 20 años alcanzar el nivel actual. La epidemia está 'corriendo' y peligrosamente, en el sur globalizado", dice.
POLITICAS ESTATALES
Según Keats, los gobiernos deberían "tomar en cuenta la escala de este problema" y crear políticas para mejorar las dietas de las personas, "algo así como los programas de control del tabaco y el alcohol", dice.
En ese sentido, el Ministerio de Salud ha instaurado varios planes para mejorar la dieta, como adherirse a la estrategia global contra la obesidad en el plan EGO-Chile y la promoción de un estilo de vida saludable.
El subsecretario de Salud, Jorge Díaz, reconoce que "es preocupante constatar que el consumo de azúcares y grasas está incorporado en la cultura alimentaria de nuestro país en los niveles en que se observa", y cree que "la sociedad tiene que entender el cuidado de la salud como un valor social y el cuidado del peso y la alimentación como parte de ella. Es en este camino que entendemos como muy positivo el programa Elige Vivir Sano", dice.
* Proyectos Fondecyt N° 1130217, N° 1120586; y N° 1120682