Las cifras son claras. La desertificación es un problema global que actualmente afecta a 3.600 millones de hectáreas en el mundo y a cerca de 2 mil millones de habitantes, generando pérdidas estimadas en 42.000 millones de dólares anuales.
Se trata de un problema originado por actividades humanas inadecuadas que degradan los suelos como el sobrepastoreo, el monocultivo, la tala indiscriminada de arbustos y árboles, los incendios, el uso agrícola de suelos forestales, la baja eficiencia de riego y la minería de gran escala, que en algunas regiones, ocasiona reducción y agotamiento de aguas superficiales y acuíferos y contaminación.
Chile no está ajeno a este proceso: el 21% del territorio está bajo desertificación, y el 79,1% bajo riesgo de degradación de tierras, lo que perjudica a 12 millones de habitantes del país, distribuidos en 292 comunas.
Esto no sólo está provocando conflictos sociales, tales como el aumento de la pobreza o la migración sostenida hacia las ciudades; sino que pérdidas de tierras de cultivo, pastizales, bosques, biodiversidad y -por cierto- económicas.
Germán Ruiz, encargado del Programa de Recuperación de Suelos del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y punto focal chileno de la Alianza Sudamericana de los Suelos revela el impacto económico que genera este problema: "En la actualidad, las exportaciones agropecuarias y forestales de Chile ya superan los 16.000 millones de dólares anuales. Si consideramos los valores asignados por el Banco Mundial a los costos que tendría la desertificación y degradación de tierras de 1 al 4% del PIB sectorial en los países en desarrollo, asumiendo sólo el valor más bajo, tenemos una disminución de la capacidad productiva del territorio de al menos 160 millones de dólares en el PIB, pérdidas que recaen primordialmente en las áreas rurales con suelos más vulnerables y población pobre", indica.
De hecho, los últimos datos oficiales disponibles indican que la productividad agrícola en zonas afectadas por la desertificación pasó de 2,8% entre 1984-1997 a 0,9% entre 1998-2005. Una disminución de 32% de la productividad agrícola en menos de 10 años.
El problema se agrava, asegura Ruiz, porque pese a las múltiples políticas para mitigar y hacer frente a este problema mundial; la sequía ha profundizado el escenario en Chile en la última década. "Desde 2007 a la fecha los esfuerzos del Estado no han sido suficientes. Tenemos el ejemplo del embalses como La Paloma que quedó totalmente seco", dice.
Regiones más afectadas
A la desertización y la desertificación se suma el impacto que está teniendo el cambio climático actual (generado por actividad humana), sobre la variabilidad del clima. "Un 25% del déficit de precipitaciones durante la actual sequía se atribuye al cambio climático", dice Ruiz.
Todo lo anterior genera costos económicos que aún no se dimensionan del todo, debido a la falta de datos actualizados. Sin embargo, el último estudio sobre el tema, realizado por Cepal sobre la base de micro datos de los censos agropecuarios de los años 1997 y 2007, permite obtener un panorama global, indica el experto.
Los datos revelan que las pérdidas de productividad más altas por desertificación de los suelos afectan a las regiones de Coquimbo (con 42,5%), O'Higgins (27,7%), Maule (19,9%), Biobío (16,07%) y Valparaíso (9%). Pérdidas que representan el 23,4% del PIB agrícola regional de Coquimbo, el 12,9% de O'Higgins, 11,7% de Maule; el 5,28% de Biobío y el 12,3% de Valparaíso.
"Todo esto marca una tendencia de traslado productivo hacia el sur. Hoy tenemos viñas en la Región de Los Lagos y producción de berries en la zona triguera de la Novena Región", dice Ruiz.
Por eso, además de realizar proyectos de adaptación, también hay de mitigación. "Tenemos múltiples programas de mitigación y adaptación desde Arica a La Araucanía. En la Décima Región hay un proyecto muy innovador de riego de praderas, que se extendió a Coyhaique. ¡Jamás nadie pensó que íbamos a tener que regar las praderas de Aysén! Y estamos focalizando en las zonas más afectadas. Un ejemplo: en 2002, sólo el SAG invertía 200 millones de pesos para recuperación de suelos en la Región de Coquimbo. Hoy esa cifra es de 1.200 millones", indica.