Chile es conocido por tener uno de los mejores distritos del mundo para invertir en minería. Pero esa percepción está cambiando, entre otras razones, por las dificultades que se han presentado para ejecutar proyectos de inversión. Parte de ello se refleja en la última encuesta del Fraser Institute, que analiza los mayores países productores de cobre. En su versión 2013, Chile -siempre bien ranqueado por sus regulaciones estables, su economía emergente y su potencial geológico- dejó de estar en el selecto grupo de los 10 territorios más atractivos para la industria minera a nivel internacional. De acuerdo con mediciones de Codelco, sobre la base del Fraser Institute, Chile retrocedió al número 11 en 2013, nueve puestos más abajo que su ranking de 2004, en que estaba en segundo lugar. En ese listado, Perú pasó de ocupar el puesto número 9 en el 2004, al lugar 38 y Australia (Western Australia) pasó del primer lugar al noveno en nueve años.
El informe del Fraser Institute, elaborado a partir de encuestas a ejecutivos mineros de todo el mundo, plantea que el ambiente de inversión en Chile se ha vuelto "menos estable". Según dice Alana Wilson, analista de Recursos Naturales de la entidad, se detectaron "inconsistencias regulatorias e incertidumbre respecto de la administración en la aplicación o interpretación de las regulaciones existentes".
PREOCUPACION DEL SECTOR
El tema preocupa en la industria. En Exponor, feria minera que se realizó en junio en Antofagasta, el presidente ejecutivo de Codelco, Thomas Keller, planteó que el deterioro competitivo de Chile está asociado a su institucionalidad. Esto, por la gran cantidad de permisos que demanda cada proyecto y por el tiempo excesivo para su revisión y aprobación. A esto se suman los distintos criterios de evaluación ambiental y la falta de estandarización de los requerimientos de datos. Keller también mencionó las mayores presiones de las comunidades hacia el gobierno y las autoridades, la judicialización, la falta de predictibilidad y la nueva norma ambiental.
El presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, Diego Hernández, comparte esa visión. En una reciente reunión en el Colegio de Ingenieros, indicó que "entre las principales razones por las cuales no hay proyectos importantes en construcción están las dificultades regulatorias, la oposición social y la judicialización". Todos estos problemas, dijo, se conocen fuera del país. "Chile siempre ha ocupado lugares importantes, pero en los últimos años hemos ido bajando en el ranking. Las discusiones se reflejan en la reputación del país y, finalmente, se ven reflejadas en las inversiones y en el apetito de invertir acá", manifestó entonces.
Según Hernández, el sector está enfrentando un tema que preocupa y ante el cual se debe reaccionar: "Hay que tener cuidado de que no disminuya nuestra reputación. Hay cierta inquietud fuera de Chile", señala a La Tercera.
Para el presidente ejecutivo de la unidad de negocios Cobre de Anglo American, John MacKenzie, son diversos los factores que están afectando a Chile. Entre ellos se incluyen la escasez y el alto precio de la energía; el alza en los costos laborales sin un incremento similar en la productividad; la escasez de agua, y las dificultades que muchos proyectos están encontrando para ser desarrollados. "Es importante que la industria minera chilena y las autoridades enfrentemos estos factores que le están restando competitividad al país, para volver a estar entre los primeros lugares de este ranking", subraya.
En todo caso, puntualiza, el atractivo de Chile como destino de inversión minera sigue siendo alto, "gracias a su potencial geológico y a la estabilidad político-social que ha mostrado por décadas", señala.
El director ejecutivo de Cesco, Juan Carlos Guajardo, matiza en la preocupación. A su juicio, Chile se está enfrentando, con rezago respecto del mundo, a un nuevo escenario. "Efectivamente, hay un deterioro de varias variables, pero eso se da en un contexto que hay tomar en cuenta. Lo que pasa en Chile forma parte de un deterioro que está sufriendo la industria de manera global", dice.
ALZA DE COSTOS
Para el presidente de Sonami, Alberto Salas, el desmejoramiento de las condiciones de inversión en Chile se notó con fuerza en 2011. Ese año, el precio promedio del cobre alcanzó un récord de US$3,99 la libra, pero se redujo el número de pequeños productores. Si en 2010, explica, éstos llegaban a 1.654, al año siguiente bajaron a 1.566. Hoy suman 1.100. "Las cifras del Fraser Institute fueron la constatación más grande de pérdida de competitividad. Chile está perdiendo la confianza", señala.
Para Salas, la mezcla de escollos regulatorios y problemas de competitividad conforma un escenario nuevo. A eso se suma un deterioro natural de los yacimientos en el país, que hoy tienen leyes de mineral más bajos, el estancamiento productivo y el alza de los costos de la energía y también laborales. En este último caso, las remuneraciones en minería han subido 110% en los últimos nueve años.
Según un estudio de la consultora Wood Mackenzie, expuesto por Keller en Exponor, entre los principales países productores de cobre, Chile cayó al puesto 22 del ranking de cash cost (costo directo o C1) de la industria, con US$1,72 por libra de cobre. En el 2000, el país era el segundo con costos más bajos en el mundo, con un cash cost de US$0,43 la libra de cobre.
El académico del Centro de Minería de la Universidad Católica, Gustavo Lagos, considera que el costo de la mano de obra en minería es la más alta de Latinoamérica y está al nivel de países como Estados Unidos, Canadá y Australia. "Hoy, una empresa en Chile gasta entre US$60 mil y US$110 mil anuales por trabajador", puntualiza.
ENFRENTAR PROBLEMAS
Lagos también ve que las nuevas inversiones en minería podrían verse afectadas. "Las empresas buscan hacer sus proyectos con costos más bajos y por eso es muy posible que las nuevas inversiones se vayan a otros países a futuro", afirma. Agrega que es muy difícil revertir en el corto plazo la percepción que se tiene de Chile y que van a pasar muchos años para mejorar las cifras de costos de la energía y laboral. "El mismo hecho de que el Presidente Sebastián Piñera haya parado Barrancones y que los tres grandes proyectos termoeléctricos chilenos de este gobierno se paralizarán, es muy relevante. Que HidroAysén esté detenido, también es muy relevante. Mientras esos proyectos no avancen, el tema de la energía va a detener las inversiones futuras", reflexiona.
El presidente de Codelco, Gerardo Jofré, coincide: "Espero que no sigamos cayendo (en el ranking) y que revirtamos los problemas en energía, que son muy importantes para recuperar posiciones. Chile es un país que tiene grandes recursos mineros y, por lo tanto, en el largo plazo, debe ser un gran destino de inversiones mineras", indicó esta semana.
MacKenzie es claro: "Chile debe enfrentar las dificultades con decisión, de manera de no perder terreno frente a otros países". Agrega que el país "debe enfocarse en enfrentar los factores que le están restando competitividad a la industria minera, de manera que ésta pueda seguir siendo el motor del desarrollo de Chile".
Para el presidente ejecutivo del Consejo Minero, Joaquín Villarino, no es un imposible recuperar el potencial minero. "Si bien el precio y la ley del cobre están fuera de nuestro control, como país podemos actuar más rápido, por ejemplo, en materia de disponibilidad y costos de energía eléctrica", argumenta.
Para el líder de las grandes mineras, hay que dar prioridad a la ley de concesiones eléctricas, hoy en el Congreso, y también buscar mecanismos para lograr acceso abierto a los dos terminales de Gas Natural Licuado (GNL) para usar a plena capacidad las plantas de regasificación. También considera que es necesario dar prioridad a la regulación del Convenio 169 de la OIT, que protege los derechos de los pueblos indígenas, y al reglamento del Seia que está en Contraloría. Junto con esto, destaca lo avanzado en la mesa de diálogo entre el gobierno y el mundo indígena para la elaboración del reglamento general de consulta. Pero enfatiza que "falta un esfuerzo adicional para que entre pronto en vigencia una regulación que razonablemente integre las visiones indígenas y del resto del país, en el espíritu del convenio de la OIT. Esto contribuiría fuertemente a dar mayor certeza jurídica a los mismos pueblos indígenas y a proyectos mineros y energéticos, entre otros", propone Villarino.