Investigadores de la Universidad de los Andes, junto a profesionales de su compañía Cells for Cells (C4C), desarrollaron una terapia para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca utilizando células madre de cordón umbilical, siendo el primer estudio clínico originado en nuestro país que usa éste tipo de células.

A través de Rimecard, nombre del estudio registrado en la base de datos del instituto nacional de salud  de EE.UU (NIH), un grupo de 30 pacientes con insuficiencia cardíaca, entre 18 y 75 años, recibieron una inyección intravenosa de células madre derivadas de cordón umbilical -o un placebo-, y luego de un año de seguimiento, los pacientes evidenciaron una mejoría significativa del ventrículo izquierdo en su capacidad para bombear sangre, y no presentaron efectos adversos asociados a la terapia.

El estudio fue publicado recientemente por la revista científica Circulation Research Journal de la American Heart Association (AHA).

De acuerdo a la publicación, una terapia de éste tipo no había sido evaluada previamente por vía intravenosa en pacientes con insuficiencia cardíaca y, destacó asimismo, el fácil acceso a esta fuente celular, ampliamente disponible, y libre de dilemas éticos. Previo al estudio en pacientes, hubo un extenso trabajo de investigación preclínica en el laboratorio para respaldar la seguridad y eficacia de esta terapia y desentrañar sus posibles mecanismos de acción.

Fernando Figueroa, médico jefe del programa de Terapia Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, destacó que el trabajo de tantos años cuente ahora con el respaldo explícito de la comunidad científica especializada. Además, indicó que junto al equipo de investigadores "nos sentimos alentados por estos resultados, porque podrían allanar el camino a una nueva terapia no invasiva, que mejora la calidad de vida de un grupo de pacientes que actualmente enfrenta opciones terapéuticas muy limitadas".

Cómo se aplica la terapia

Mediante el estudio Rimecard, que cuenta con financiamiento de Corfo , 30 pacientes chilenos con insuficiencia cardíaca participaron en este ensayo clínico dirigido por el Dr. Jorge Bartolucci, cardiólogo y director médico del programa cardiológico de Cells for Cells. A través de un tratamiento alógenico, es decir, con células madre de un donante y no del mismo paciente, la mitad del grupo de estudio recibió una inyección de células madre que se adicionaban a la terapia farmacológica que ya tenían, y la otra mitad, continuando también con el tratamiento estándar, recibió en cambio un placebo en forma ciega para médicos y pacientes. Un año después de la aplicación de la inyección, esta innovación mostró ser segura, no hubo rechazo de las células inyectadas y el grupo intervenido mostró un incremento significativo (promedio de 7,4%) en su función ventricular y en los índices de calidad de vida, mientras que el grupo control no mostró cambios.

Jorge Bartolucci explica que "la aparente reparación del daño cardíaco puede estar asociada no sólo a la alta capacidad regenerativa y de diferenciación que presentan las células derivadas del cordón umbilical, sino a su efecto inmunoregulador o incluso a nuevos mecanismos de acción que aún estamos dilucidando".

Actualmente, los investigadores de Cells for Cells que desarrollan la terapia para la insuficiencia cardíaca, llamada Cellistem IC, han descubierto algunos factores de crecimiento secretados por las células madre que son fundamentales. "Mediante estos factores podemos seleccionar qué células tienen un mejor efecto en una u otra patología, como osteoartritis de rodilla o insuficiencia cardíaca. Específicamente, para Cellistem IC estos factores ayudan a entender cómo funciona el tratamiento en termino de tener un efecto mejorado en comparación con terapias tradicionales, estimulando el crecimiento y movimiento celular, la reparación y regeneración de tejidos y una mejor cardioprotección", señala el Dr.  Maroun Khoury, director científico de Cells for Cells.

En Chile, la insuficiencia cardíaca afecta a un 16% de la población sobre los 75 años de edad, con una mortalidad que supera al cáncer de mama o próstata. Su terapia está limitada al tratamiento farmacológico, quirúrgico y mediante diferentes dispositivos, como la resincronización ventricular y el corazón artificial, llegando incluso al trasplante cardíaco.