Sin mañana es un cliché que se utiliza mucho en estas circunstancias. Pero hoy como nunca le calza perfecto a lo que enfrenta la selección chilena en el estadio Monumental. El duelo con Ecuador no dejará mañana para la Roja si es que no consigue los tres puntos. Otra alternativa no corre. Un empate jugando bien, con tiros en el palo y con el rival encajonado los 90 minutos, virtualmente no sirve. El equipo de Pizzi tiene una obligación absoluta.

La mala noticia es que el recuerdo de una doble fecha nefasta, en la que Chile perdió ante Paraguay y Bolivia, dejó toda la presión encima de la Generación Dorada. La buena es que Bravo, Medel, Vidal y Alexis están acostumbrados a jugar con esa presión. Desde que son juveniles y en todas las instancias que han disputado, en Chile y en las mejores ligas del planeta.

Hoy es imperativo que esa jerarquía se despliegue sobre la cancha de Macul. Si las cosas andan mal frente al inexperimentado conjunto del Guayas, Chile deberá recurrir a la casta de sus principales estrellas.

Juan Antonio Pizzi sorprendió a todos, incluyendo a sus propios futbolistas, con la exclusión de Marcelo Díaz, quien no ha rendido desde su terrible fatalidad en la final de la Copa Confederaciones. El técnico ha tenido que adaptar un equipo sin quien era caratulado como el cerebro de la Roja. Y a eso sumó la baja por lesión de Charles Aránguiz, quien con suerte llegará al partido con Brasil, en Sao Paulo, el martes.

Por lo mismo, el entrenador volvió a una tradición que había abandonado en los partidos previos. Esa de parar su equipo titular dos días antes de un partido. El martes, el rosarino probó en Juan Pinto Durán una escuadra con Jorge Valdivia desde la partida y con la histórica dupla de Alexis Sánchez y Eduardo Vargas en ataque. En conjunto suman 72 tantos por el Equipo de Todos (38 de Alexis y 34 de Vargas), cifra que no se ha visto reflejada este año, puesto que ambos acumulan apenas cuatro anotaciones en el combinado nacional (dos y dos).

Ayer, Macanudo ordenó que el último entrenamiento fuera en el Monumental. A puertas cerradas. Sin embargo, la información surgida desde la práctica reveló que trabajó con la misma oncena estelar, que es la misma que despunta para el compromiso de esta noche. Vale decir, una línea de cuatro con Eugenio Mena en reemplazo del suspendido Jean Beausejour; Francisco Silva en la posición del marginado Díaz; Hernández y Vidal actuando como volantes de ida y vuelta; Valdivia de falso nueve, y con el dúo ofensivo de Alexis y Vargas.

La sesión de la Roja se inició a las 18:00, con un retraso de casi media hora. Pizzi eligió el arco norte del Monumental para desarrollar la mayoría de los ejercicios. Centros ofensivos y defensivos. Paredes y Pinilla utilizaron los petos amarillos de reserva durante la jornada, en las secuencias donde se preparó a la zaga titular para que no sea sorprendida por aire, pensando en la potencia física de los ecuatorianos. Todo a cargo del ayudante Manuel Suárez.

Luego enfrentó a sus ofensivos titulares contra los defensas reservas también para ensayar pelotas detenidas (tiros libres y de esquina). Trabajos de 15 a 20 minutos, en los que el técnico dejó ver que si el fútbol no aflora, el laboratorio será fundamental.

Está claro. Por más pergaminos y alegrías que haya brindado al fútbol chileno, esta generación vive su momento más tenso desde que adoptó el apellido de dorada. Es ganar o ganar; matar o morir. Sin mañana. Por más cliché que se lea. Chile se juega Rusia.

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