En una verdadera caldera se convirtió el CEO. Chile y Argentina definían el bronce del Sudamericano masculino de vóleibol. Más de dos mil personas acompañaron a un equipo nacional, que durante todo el torneo logró entusiasmar al público.

Dos días antes, ambos rivales ya se habían enfrentado para dirimir al ganador del grupo B, con estrecha victoria de los transandinos, una de las mejores selecciones del orbe. Y, que a pesar de eso, cayó sorpresivamente en semifinales ante Venezuela.

Justamente la caída ante los llaneros, golpeó duro en el equipo del vecino país. Y parecía que eso les estaba afectando en el inicio ante los nacionales. Sin embargo, con un excelente juego de bloqueo, disiparon cualquier atisbo de duda. Así, se quedaron con el primer set, por 25-18.

El local sentía que todavía tenía algo que decir en el partido. El segundo parcial comenzó de manera similar al primero. Bonacic, Guerra y Banda estuvieron bastante más precisos en la red, pero eso no impidió que los dirigidos de Julio Velasco controlaran el duelo. Nuevamente De Cecco, Crer y Poglajen fueron un murallón de gran complejidad para Chile, que esta vez ofreció más resistencia, pero igualmente cayó por 25-22.

A pesar de estar 2-0 abajo, los pupilos de Daniel Nejankim, no se desmoronaron y pelearon de igual a igual el tercer capítulo. Estuvieron gran parte del tiempo en ventaja, pero el oficio del rival prevaleció y selló el encuentro y el bronce, con un ajustado 25-21.

"Argentina fue un rival muy difícil, hicimos lo que pudimos. Son 12 profesionales contra dos. Fue un mérito jugar así contra jugadores que se dedican ciento por ciento a esto", expresó Simón Guerra.

Dusan Bonacic, en tanto, comentó: "No cumplimos nuestro objetivo, que era el podio. Estábamos preparados para todo. Pero esto es tan rápido que en 20 días jugamos el Premundial y tenemos que clasificar al Mundial. Sabemos que podemos; tenemos las armas".

Al final, el título del torneo quedó en manos de Brasil, tras imponerse en tres sets de 25-21, 25-6 y 25-18 a Venezuela.