¿Cuántos celulares sin usar guarda en casa? o ¿cuántos cargadores en desuso conserva? Todos ellos son considerados basura electrónica, y Chile se ubica entre los tres países que más toneladas por persona genera en América Latina de este tipo de desechos.
Según el Informe Global de Basura Electrónica 2017 de la Universidad de las Naciones Unidas, la Unión Internacional de Comunicaciones y la Asociación Internacional de Residuos Sólidos, publicado ayer, en 2016 cada habitante del país produjo 8,7 kilos de basura electrónica, sólo superado por uruguayos y costarricenses (ver infografía).
En 2016 se generaron 44,7 millones de toneladas métricas de estos desechos en el mundo, un alza de 8% respecto de 2014, según el informe anterior, publicado en 2015, cuando se generaron 41,4 millones de toneladas métricas.
Lo positivo es que pese a la ubicación del país en la región, la cantidad de basura electrónica que se produjo En Chile en 2016 respecto de 2014 se redujo. En 2014 el país generó 9,9 kilos por habitante y entonces ocupábamos el primer lugar en Latinoamérica. ¿Qué pasó?
Según Jorge Pavez, experto en informática de la U. Mayor, la reducción se debe a que la mayoría de las personas ya tiene toda la tecnología que puede pagar. En otras palabras, las casas ya tienen refrigerador, lavadora, aspiradoras, hervidores eléctricos, varios televisores y computa- dores, por lo que el recambio ahora es más lento. "Lo único que recambiamos más rápido son los celulares, pero los televisores duran más tiempo, las consolas también y los electrodomésticos, varios años", dice.
Según Pavez, que se reduzca esta basura es una buena noticia. "Después de un tiempo en el que consumimos mucha tecnología, las compras se estancan y la basura también. Ya se compró lo que se tenía que renovar", indica.
Pero el problema ahora es el reciclaje de estos artículos. De acuerdo al informe, solo el 20% del total de basura electrónica se recicla, pese a que buena parte de ella contiene metales como oro, plata, cobre, platino y paladio: de todo lo que se botó en 2016 se estima que se pudo haber recuperado 55 mil millones de dólares.
Francisco Fernández, gerente general de ChileRecicla, lleva 10 años trabajando con este tipo de basura. Hoy procesan 120 toneladas al mes. "Hemos ido aumentando año a año y esperamos crecer más. Esta empresa trabaja con otras compañías que fabrican ar-tículos electrónicos como impresoras y equipos de refrigeración, también municipios que se encargan de recolectar material desde las casas", dice. En el último tiempo, agrega, cada día llegan entre 50 y 100 correos en los que les preguntan cómo reciclar estos artículos, lo que demuestra el interés entre la gente.
En ChileRecicla se recuperan los metales ferrosos, no ferrosos, circuitos integrados y plásticos. Los primeros, se funden y venden a la empresa de acero Gerdau Aza, los no ferrosos se venden a Asia y los circuitos integrados se envían a plantas de fundición en Japón y Bélgica, donde extraen los metales preciosos. El plástico se envía a Tailandia para reutilizarlo en la fabricación de materiales más duros, explica Fernández.
Irina Reyes, directora Ejecutiva de Chilenter, señala que entre 2016 y lo que va de este año han recibido 122 mil aparatos en desuso provenientes de empresas, instituciones del Estado y personas naturales. También destaca el incremento que ha tenido la recepción de celulares. "Hace tres años recibíamos muchos celulares análogos, pero hoy la mayoría son smartphones, y a eso se suman también tabletas y computadores all in one, por ejemplo", dice.
En noviembre, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile realizó la segunda "reciclatón", en la que en solo tres días lograron reunir 5.800 kilos de basura electrónica.
Pese a ello, Reyes advierte que aún falta mucho en educación en este tema.
Cifras mundiales
Los 44,7 millones de toneladas métricas de basura electrónica es equivalente a casi nueve pirámides de Giza o 4.500 Torres Eiffel.
Se espera que para 2021, estos desechos lleguen a los 52,2 millones de toneladas métricas.
Sobre su destino final, el informe dice que alrededor del 4% fue tirado a vertederos, mientras el 76% pudo haber terminado incinerado, en vertederos, reciclados en operaciones informales (patio trasero) o permanecen almacenados en los hogares.