¿Dónde están las mujeres latinas en el arte? "Invisibilizadas y marginadas", opina la historiadora y curadora venezolano-británica, Cecilia Fajardo-Hill. En 2010, y ante la falta de protagonismo femenino en el arte de la segunda mitad del siglo XX en América Latina, inició una investigación junto a la curadora argentina Andrea Giunta. A dos años, y cuando el listado arrojaba sobre 400 nombres, optaron por parcelar la muestra entre 1960 y 1985, periodo que concentra las primeras experimentaciones y nuevos lenguajes: video arte, fotografía conceptual, instalación y performance.
El resultado de la investigación es Mujeres Radicales: Arte Latinoamericano, 1960-1985, exposición que se enmarca en la muestra Pacific Standard Time: LA/LA, y que rescata la contribución de 120 artistas latinoamericanas, latinas y chicanas nacidas en EEUU, en el Museo Hammer de Los Ángeles. 13 chilenas fueron invitadas además por las curadoras para sumarse, y sus obras compartirán las salas del museo hasta el 31 de diciembre.
"Hay muchas más mujeres que participaron en dar forma al arte del siglo XX, muchas más de las que se consideran", escribe Fajardo-Hill en uno de los ensayos que engrosan las páginas del catálogo Radical Women. "Hacemos esto porque han pasado 50 años y el porcentaje de participación de mujeres en galerías y museos, en el mejor de los casos, asciende a un 30%", comentó la co-curadora argentina al medio estadounidense Los Angeles Times.
Con más de 280 obras, Mujeres Radicales comprende un periodo en que el que las artistas se enfrentaban y respondían a la marginación, machismo y represión de sus respectivas dictaduras. "Este periodo es complejo y de muchas vertientes, pero fue definido en gran medida por posiciones políticas, la ruptura con el arte canónico y la experimentalidad", explica Fajardo-Hill.
Arte, política y feminismo
A comienzos de 1973, después de vivir en Alemania, Catalina Parra (1940) volvió al país para encontrarse de frente con el Golpe de Estado. Con su trabajo, la artista buscó dejar registro y ser testigo de la experiencia de la sociedad chilena. En Diario de vida e Imbunche Gigante, ambas esculturas de 1977, la hija del anti-poeta aludió a la censura y tortura, respectivamente. Ambas piezas, más Cicatriz (1977), se exhiben en Mujeres Radicales.
"(La exposición) Cumple la función de documentar las contribuciones hechas por las artistas mujeres a la historia del arte contemporáneo en el continente, y en un periodo histórico crucial de sus países", afirma Parra, quien estuvo en la apertura de la muestra. También se refiere a la brecha que hay entre la exhibición de artistas hombres y mujeres: "Espero que esta exhibición y trabajo de documentación ayuden a que se establezcan normas mas equitativas en la representación de genero y que complementen la narrativa histórica del arte".
Fue en diciembre de 1979 cuando Una milla de cruces sobre el pavimento, la obra más icónica de la artista Lotty Rosenfeld (1943), se proyectó por primera vez en la avenida Manquehue. En dos monitores gigantes y una pantalla de cine de 20 metros cuadrados, el video se reprodujo por cuatro horas, el mismo tiempo que la fundadora del Colectivo Acciones de Arte demoró en recorrer las calles de Santiago interviniendo las líneas del pavimento con telas blancas, formando una hilera de cruces de una milla de longitud. Ahora, su video-acción forma parte de la muestra en el Hammer. "Me parece una iniciativa que se debe celebrar e imitar tantas veces sea posible, dado que la sistemática omisión o exclusión de la mujer de los circuitos artísticos siempre ha operado y hoy es más notoria", opina.
También fueron incluidas en la muestra las premios Nacionales Roser Bru (1948), Gracia Barrios (1927) y Paz Errázuriz (1944). "Desde que se inició (el Premio Nacional) han sido seleccionados 70 hombres y solo 8 mujeres. Esa cifra es representativa de tantas mujeres que deberían haber tenido un rol más destacado", comenta la fotógrafa premiada este año, y quien en 1982 se aproximó al mundo de la homosexualidad y travestismo en La manzana de Adán (1990), libro que publicó junto a la periodista Claudia Donoso y cuyas fotos están presentes en la muestra en Los Angeles.
"La exposición es otra gran deuda histórica", comentó hace un tiempo a La Tercera la artista y poeta Cecilia Vicuña (1948), quien con su performance Doubled -en la que se entretejió con los visitantes del museo para formar un cuerpo colectivo- inauguró la muestra el viernes pasado. La obra de Vicuña ha tenido un periodo de revalorización internacional, pero afirma que ella no es la única que ha sido sepultada estos años: "Creo que ha habido voluntad de negar la creatividad mestiza y femenina, pero ahora hay una masa crítica de mujeres historiadoras, curadoras que está descubriendo lo que somos y lo que podemos hacer".
En noviembre, el catálogo de Mujeres Radicales se publicará con la intención de fomentar la investigación. Se incluyeron ensayos de las curadoras, así como de autores de los países que participan y biografías de las artistas. Entre las chilenas figuran Diamela Eltit (1949), Janet Toro (1963), Eugenia Vargas (1949), Virginia Errázuriz (1941), Gloria Camiruaga (1941-2006), Luz Donoso (1921-2008), Sybil Brintrup (1954) y Magali Meneses (1950).