En la ciudad de Gondomar, Portugal, existe una universidad orientada a mayores de 50 años, cuyas clases también las imparten personas sobre esa edad. En total, ofrece 52 disciplinas y busca, entre otros objetivos, fomentar la investigación en temas de vejez. Este es uno de los proyectos globales que se rescatan en el estudio Adultos Mayores: un activo para Chile, realizado por el Centro de Políticas Públicas UC con la colaboración de la Asociación de AFP de Chile.
Junto con mostrar los proyectos globales, la investigación, que será presentada este martes, hace una radiografía a la realidad a nivel de empleo y ciudad en la población sobre los 65 años, que en el país llega a los 2 millones de personas y que, se proyecta, alcanzará los 4,6 millones a 2050.
A nivel de empleo, el estudio revela que la edad efectiva de retiro promedio en Chile, es decir, la edad en que realmente dejan de trabajar las personas, es de 70,9 años en hombres y 70,3 años en mujeres, según cifras de la Ocde. Ambas edades superan la edad legal de jubilación de 65 años y 60 años, respectivamente.
La edad de retiro en Chile está sobre el promedio Ocde de 64,6 años en hombres y 63,1 años en mujeres. En países como Francia se produce el fenómeno inverso, ya que la edad de retiro es inferior a la edad legal de jubilación. Cristóbal Tello, subdirector de Proyectos del Centro de Políticas Públicas UC, explica que en algunos países europeos el nivel económico permite a las personas retirarse antes, a lo que se suman los incentivos para no seguir trabajando y realizar otro tipo de actividades. "En el caso de Chile, más bien la realidad económica obliga a la gran mayoría a trabajar más allá de la edad de jubilación", explica el investigador.
Fernando Larraín, gerente general de la Asociación de AFP, explica que la cifra Ocde no significa necesariamente que las personas posterguen su edad de jubilación hasta los 70 años, ya que en promedio en Chile se hace uno o dos años después de la edad legal. No obstante, señala que las cifras de longevidad y el cambio demográfico que viene en el país justifican un cambio técnico en la edad de jubilación.
"Cuando se puso la edad de jubilación en los años 80, las mujeres y los hombres vivían menos de lo que viven hoy. Eso es un hecho", dice Larraín. Sobre el punto, el estudio indica que los hombres que en 2016 cumplieron su edad legal de jubilación, tienen una expectativa de vida de 85 años, y las mujeres de 90 años.
Sin embargo, reconoce que si bien se justifica técnicamente, es complejo en términos políticos por la discusión que se debe dar en el Congreso. "Creemos que hay que avanzar a cambiar los parámetros, pero mientras eso sucede, que probablemente va a tomar un buen tiempo, hay que poner los incentivos para quienes puedan y quieran quedarse un tiempo más en el mercado laboral", plantea.
El estudio recuerda que la Tercera Encuesta Nacional de Calidad de Vida UC (2013), concluyó que el 65% de los mayores declara que la principal razón para seguir trabajando es por necesidad económica. No obstante, en la misma encuesta el 65% respondió que seguirían trabajando aunque no tuviera la necesidad de hacerlo.
"El trabajo no es sólo una fuente de ingresos, sino también un medio de realización personal y por eso es importante ver no sólo el trabajo desde la perspectiva económica, sino que también del aporte que pueden hacer a la sociedad (los adultos)", señala Tello.
Cae el sueldo
Sin embargo, el interés por seguir trabajando contrasta con los ingresos. El análisis dice que en comparación con los ingresos promedio para el total de los ocupados, se observa una brecha de 28,7% en contra del segmento de mayores de 65 años. La caída no es porque trabajen menos horas que los trabajadores de menor edad, ya que la Encuesta Nacional de Empleo señala que el 67% de los ocupados de 65 años y más tiene jornada laboral completa.
Las brechas sobre este grupo etario también están a nivel de género. La investigación detalla los datos de la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos (2014), que revela que las mujeres ocupadas tienen un ingreso 46% inferior en comparación con los hombres. A 2014, su ingreso mensual promedio equivalía a $215.758, mientras que el de los hombres ocupados correspondía a $399.617.
"La baja promedio de ingresos en adultos mayores responde a que efectivamente sus posibilidades de empleo disminuyen muchísimo y en realidad las grandes fuentes de empleo a partir de los 65 años es trabajo independiente, muy poco trabajo asalariado. Ahí hay un desafío desde el mercado laboral", señala Tello. De hecho, sobre los 65 años sólo el 38% tiene un contrato.
Larraín agrega que es una de las razones por la que ahorrar para la pensión es obligatorio. "Es natural que una persona que llega a los 65 ó 70 años no pueda generar los mismos niveles de ingreso que cuando tenía 40 ó 50 años. Esa es la lógica de porqué los sistemas de pensiones son obligatorios en todo el mundo independiente del sistema de pensiones que uno tenga", señala.