Un año viajando por Latinoamérica. ¿El destino? Doce remotas islas que, por el difícil acceso que tienen, conservan intactas sus tradiciones y peculiares estilos de vida. El resultado de esa ecuación es Islas del mundo: Latinoamérica, el nuevo programa documental que Chilevisión transmitirá desde la primera semana de marzo. A cargo del proyecto está un equipo liderado por Sol Leyton, quien anteriormente estuvo en la conducción de espacios de viajes como Ruta Quetzal, Chile lindo y Namaste, un viaje a la felicidad, todos transmitidos por el canal de cable 13C. Esta vez Leyton llega a televisión abierta, donde con su productora de contenido audiovisual Mandarina Producciones , presentará 12 episodios de 52 minutos y un capítulo extra que resumirá la temporada.
"La idea es recorrer estas islas para hablar de temas como la vida simple, el respeto a la naturaleza, la tradición y lo que está pasando en esos lugares en términos ecológicos", comenta Leyton.
Según explica la conductora, para grabar cada episodio el equipo que completan los cineastas Gonzalo Ruiz y Miguel Marchant, vivió al alero de una familia local durante 15 días para conocer y sumergirse en sus tradiciones y formas de vida.
Metáfora de la tierra
En cuanto a la elección de las islas que se mostrarán en el espacio, el mayor criterio fue la diversidad: no sólo se ven playas de arenas blancas, sino que algunas emplazadas en lagos, montañas y hasta en la Patagonia, pues van desde México al sur de Chile."Habla de la verdadera vida de esos lugares apartados y remotos. Acá no se ve sólo cómo la gente vive, sino que cómo sobrevive". Como ejemplo, está Santa Cruz del islote en Colombia, que tiene una hectárea de superficie y viven en ella alrededor de mil personas. Por Chile, están Rapa Nui, Juan Fernández y Mechuque en Chiloé.
Sobre la experiencia, la periodista recuerda: "Tú te expones a la dureza del mar, a quedarse incomunicado, a que una tormenta no te deje entrar ni salir del lugar. Uno a veces no puede dimensionar que la gente quiera vivir en esos lugares. Pero, finalmente, para ellos -y esta es la conclusión a la que llegamos-, es que estos son sus pequeños paraísos, quizás son pobres de cosas materiales, pero tienen una riqueza inmensa que es el mar y les da todo para vivir y comer. Algo que permite que sigan viviendo en pedacitos de tierra pequeños compartiendo en solidaridad, cosa que no ocurre en las grandes ciudades".