"Nuevas Rutas de la Seda". Así bautizó el líder chino Xi Jinping en 2014 a su plan de inversiones y proyectos en el sudeste asiático y Asia central. Algo similar a estas históricas rutas entre el gigante asiático y el resto del planeta se está consolidando esta vez con América Latina, una región que para China posee un enorme interés, no sólo comercial, sino también estratégico.
Beijing será sede entre hoy y mañana del I Foro Ministerial China-Celac, una suerte de cumbre entre los chinos y Latinoamérica. Al Gran Palacio del Pueblo asistirán el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; de Ecuador, Rafael Correa y de Costa Rica, Luis Guillermo Solís. Pero también 20 ministros de los 33 países de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Se trata de un hito, ya que a China han llegado delegaciones de países como Paraguay, que mantienen lazos con Taiwán.
La importancia de este encuentro radica en que por primera vez, China mira a Latinoamérica como un conjunto y no de modo individual. Además, todo ocurre en un momento especialmente sensible para países como Venezuela, debido a la dramática caída en el precio del petróleo.
Para varias naciones latinoamericanas la "billetera china" es fundamental. Tal es el caso de Venezuela, Argentina, Nicaragua y Cuba. De hecho, la cumbre de hoy fue anticipada por Xi Jinping durante su reciente viaje por la región, donde se comprometió a una serie de proyectos y préstamos por US$ 70.000 millones.
En 2014, el intercambio económico entre China y Latinoamérica sobrepasó los US$ 240 mil millones. Así, el gigante asiático ya es el primer socio comercial de la región. En el caso de Chile y Brasil también es el primero.
Hasta el momento, China ha invertido nada menos que US$ 102.000 millones en América Latina, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Sólo en la primera mitad de 2014, China invirtió más de US$ 9.000 millones.
En esta suerte de rol de "salvavidas", China y Venezuela acordaron ayer proyectos de cooperación y financiamiento por US$ 20.000 millones. Esto incluye proyectos energéticos, industriales y de desarrollo, según dijo el mismo Maduro.
Al mismo tiempo, Beijing extendió a Ecuador una línea de crédito de US$ 5.300 millones para ayudar a esta nación a afrontar la caída del precio del petróleo, según adelantó la prensa ecuatoriana.
Pero China no sólo está interesada en préstamos y bonos. El año pasado aceleró su rol como financista de grandes proyectos de infraestructura, como el nuevo canal interoceánico que se comenzó a construir en Nicaragua en diciembre pasado, no sin polémica. El canal tiene un costo de US$ 50.000 y sería inaugurado en 2019.
De acuerdo con la agencia France Presse, "la región tiene urgencia de renovar sus puertos marítimos, ferrocarriles y el transporte fluvial. Todo un atractivo portafolio para las empresas chinas y que Beijing, a diferencia de Estados Unidos los últimos años, parece estar decidido a financiar". De hecho, la apuesta de China por América Latina es mirada con gran recelo por Washington.