Tras la revelación que hizo el diario estadounidense "The New York Times", sobre la enorme fortuna de la familia del primer ministro chino Wen Jiabao, el gobierno de Beijing ha decidido forzar la expulsión de uno de los corresponsales del medio en el gigante asiático, al no renovar el visado del periodista Chris Buckley, de 45 años.
El diario cree que se trata de una acción de represalia. Y esta dura medida se puede entender como una advertencia a todos los periodistas extranjeros en China. La medida es la segunda expulsión de un corresponsal en siete meses.
Desde las convocatorias a las protestas inspiradas en la Primavera Árabe, las autoridades chinas han aumentado la presión sobre los periodistas extranjeros. La revelación de los negocios poco claros de familiares directos de los altos mandos por parte de medios como el "New York Times" y la agencia de noticias Bloomberg, ha tocado fibras sensibles del régimen y han reabierto el debate sobre la corrupción. Según el "Financial Times", la noticia sobre Wen "cayó como una bomba".
"¿Se está vengando China con los periodistas extranjeros?", se preguntaba hoy en un artículo el diario "The International Herald Tribune". La edición global del "New York Times" hablaba de una "guerra fría contra las organizaciones de noticias", que con sus informaciones han enojado a los dirigentes chinos.
Buckley se vio obligado a dejar el lunes el país. Se marchó a Hong Kong con su esposa y su hija de doce años. "Espero que este asunto se pueda resolver y yo pueda regresar a China para seguir con mi trabajo periodístico", dijo Buckley telefononicamente desde Beijing.
El Ministerio del Exterior no justificó "claramente" la negativa de la visa con las informaciones del diario sobre cómo se había enriquecido la familia del primer ministro Wen Jiabao, pero según supo la agencia Dpa de fuentes conocedoras del caso, hay pocas dudas al respecto.
El Comité para la Protección de los Periodistas, (CPJ), con sede en Nueva York, se manifestó "preocupado". El director para Asia del centro, Bob Dietz, señaló que las autoridades chinas han aumentado la presión sobre los periodistas extranjeros. Y recordó el caso de la estadounidense Melissa Chan, que trabaja para el canal de noticias árabe Al Yazira, que en mayo pasado tuvo que abandonar el país. Se trataba de la primera expulsión en 14 años y la medida fue recibida como parte de una campaña de intimidación.
China negó además el visado a Philip Pan, que iba a ser el futuro jefe de la oficina del "New York Times" en Beijing. La solicitud se puso en marcha en marzo. "Los problemas de visado tienen lugar con el telón de fondo de las presiones del gobierno sobre los medios de noticias extranjeros por las investigaciones sobre las finanzas de os dirigentes del país, que se encuentran en una situación delicada", señala el diario. "En China se informa ampliamente sobre la corrupción pero a los altos mandos se les considera intocables".
Buckley no estuvo implicado en los reportajes sobre los dirigentes. El periodista trabaja desde hace 12 años en China, primero para "The New York Times" y después (en 2005) para la agencia Reuters. En septiembre pasado regresó al diario estadounidense. "Lamento que Chris Buckley tenga que trasladarse fuera de China a pesar de nuestras reiteradas peticiones de que se prolongue su visado de periodista", dijo la redactora jefe Jill Abramson, que pidió a Pekín que permitra de inmediato el regreso de Buckley.
"No prolongar una acreditación equivale prácticamente a una expulsión", comentó un diplomático europeo. Los problemas a Buckley sorprendieron porque fue renovado sin problemas el visado de David Barbosa, el autor del explosivo reportaje que revelaba la fortuna del primer ministro, según indicaron. Tampoco otros cinco corresponsales tuvieron problemas.
El lunes el diario volvió a publicar una información sobre los negocios de los familiares del ex director del Banco Central Dai Xianglong.