El Gobierno chino se ha fijado un objetivo de crecimiento del PIB de alrededor del 6,5 % para este año, por debajo de la meta de 2016 (entre el 6,5 y el 7 %), en línea con la desaceleración que está sufriendo la segunda economía mundial.
El informe también fija, entre otros indicadores, que la inflación se mantenga en torno al 3 %, como en ejercicios anteriores, que el techo de déficit público siga en el 3 % del Producto Interior Bruto (PIB) y la creación de 11 millones de empleos urbanos durante este ejercicio.
"El objetivo proyectado para este año es realista y se ajusta a los principios económicos", señala el primer ministro, Li Keqiang, en el informe que leerá al pleno de la ANP.
"Una importante razón para destacar la necesidad de mantener un crecimiento estable es asegurar el empleo y mejorar la vida del pueblo", añade.
El Gobierno destaca que el objetivo para la creación de empleos urbanos es de un millón más que el año pasado, "subrayando la gran importancia que concedemos al empleo".
En cuanto al techo del déficit, el Ejecutivo explica que lo mantendrá sin cambios respecto al año anterior para permitir mayores rebajas de impuestos.
En ese sentido, China espera reducir los impuestos a las empresas en torno a 350.000 millones de yuanes (unos 50.700 millones de dólares, 47.700 millones de euros) anuales, así como otros 200.000 millones de yuanes (unos 29.000 millones de dólares, 27.300 millones de euros) en tasas diversas.
El Ejecutivo también anunció que perseguirá una política monetaria prudente y neutral este año, y que mantendrá estable su moneda.
Como base de un crecimiento estable, China dará más pasos para "liberar el potencial" de la demanda interna, que pretende que sea el nuevo motor de su economía.
Entre los objetivos para este año, también se encuentra reducir el número de ciudadanos que viven en la pobreza en alrededor de 10 millones. Para conseguirlo, el Gobierno aumentará su inversión en el fondo destinado a esta cartera en alrededor del 30 por ciento.