Los conflictos entre importantes multinacionales y los trabajadores chinos muestran las crecientes fisuras de la apertura reformista ("Gaige Kaifang") lanzada por Deng Xiao Ping poco después de la muerte de Mao Tse Tung en 1976.

En la planta de componentes automotrices de Honda en Foshan los trabajadores ganaron un incremento de 611 yuanes (US$92) en lo que va del año, mediante la negociación colectiva con la empresa, una metodología impensable hasta las huelgas del año pasado.

En la provincia de Guangdong -uno de los pilares del milagro manufacturero chino- el China Labour Bulletin (LAB), que monitorea las condiciones laborales en China, ha registrado en los últimos dos meses conflictos diarios por mejoras salariales o de condiciones de trabajo.

El año pasado las huelgas en Honda y el gigante electrónico taiwanés Foxconn dejaron al descubierto una nueva generación de trabajadores mucho menos dispuestos que sus padres a "che-ku" ("comer amargura"), colorida expresión china para la sobreexplotación laboral.

Según le comentó a BBC Mundo el portavoz de LAB, Jeffrey Crothall, estos fenómenos son un primer paso en la búsqueda de un nuevo modelo.

"Ha habido una mejora salarial y de las condiciones laborales. El gobierno está alentando un sistema por el que los trabajadores puedan negociar mejores condiciones. Pero va a tomar tiempo cambiar de modelo", señaló.

DE LA EXPORTACION AL CONSUMO

El cambio se perfiló con el estallido financiero de 2008.

El Partido Comunista indicó que China debía virar de un modelo de crecimiento basado en las exportaciones a otro de mayor consumo interno.

Este nuevo modelo requiere consumidores con mayor poder adquisitivo: mejores salarios y servicios.

Pero también exige legislación e implementación.

En 2008 el gobierno aprobó una nueva ley laboral nacional para promover el empleo mediante contrato, mientras que a nivel provincial, en Guangdong, las autoridades abrieron la puerta legal a la participación plena de los trabajadores en las negociaciones con las empresas, algo inédito en el "Gaige Kaifang" de Deng Xiao Ping.

Las cámaras empresarias extranjeras pusieron el grito en el cielo, alertando que un cambio de las reglas de juego significaría el final del milagro chino.

SI SIGUEN ASI, NOS VAMOS

La multinacional estadounidense del calzado Collective Brands anunció que se mudaría a Indonesia.

Harry Lee, director de Tal Apparel, una textil de Hong Kong, aseguró que el sueño se había acabado.

"Si hace cinco años me preguntaban donde crear una compañía hubiera dicho China en primer lugar, China en segundo lugar y China en tercer lugar también. Eso ha cambiado", dijo.

En declaraciones publicadas la semana pasada por el diario británico Financial Times, Louis Woo, asistente especial del director de Foxconn, Terry Gou, señaló que la compañía trasladaría al interior de China su base manufacturera.

Multinacional de componentes tecnológicos que produce el iPhone y el iPad de Apple, además de ser proveedora de Sony y Nokia, Foxconn se convirtió en el símbolo de las condiciones de sobreexplotación luego de que al menos 13 empleados se suicidaran el año pasado.

En un intento de calmar las aguas, la empresa se vio obligada a conceder un par de aumentos salariales y lanzó una campaña de relaciones públicas a la que se sumó el fundador de Apple, Steve Jobs, quien defendió públicamente las condiciones laborales en Foxconn.

¿TIGRES DE PAPEL?
A pesar de las quejas empresarias, datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dejan en claro que estos incrementos salariales no son nuevos.

Según la OIT, entre 2000 y 2009, los salarios chinos subieron en un 12,6% en comparación con un 1,5% en Indonesia y un 0% en Tailandia.

El salario del trabajador promedio chino es de unos US$400 mensuales, cinco veces más que el de Vietnam.

Esto no ha evitado el aumento de la inversión extranjera en China, gracias al imán de su inmenso mercado interno y a su modelo de obtener todos los componentes de un producto a partir de proveedores locales, lo que abarata los costos.

Pero la búsqueda del "paraíso de la mano de obra superbarata" que parecen perseguir las multinacionales es incesante.

Algunas compañías están eligiendo el interior de China, mucho menos desarrollado que la zona costera.

Delta Electronics decidió hace tres años crear una nueva compañía en Wuhu, provincia de Anhui, donde el salario es poco más de la mitad de lo que pagan en su casa matriz, Wujiang.

Éste es el camino que está adoptando Foxconn ahora.