"La policía cortará la red (telefónica) en el área central. Si está preocupado de la situación política, por favor vaya a AppStore o PlayStore e inicie sesión en FireChat", escribió el activista y estudiante Joshua Wong, uno de los líderes de la protesta en Hong Kong. Su preocupación radicaba en el temor de que las autoridades chinas decidieran suspender el servicio de celulares, por lo que llamaba a descargar una aplicación que permite enviar mensajes sin la necesidad de tener conexión telefónica o Wi-Fi. Su llamado no sólo recibió 4.600 señales de aprobación en Facebook, sino que la aplicación fue descargada 100.000 veces en Hong Kong entre el domingo, día en que mandó el mensaje, y el lunes.

El llamado de Joshua Wong no era antojadizo, ya que el lunes reportes de periodistas -incluidos dos profesionales del diario The New York Times en Hong Kong- señalaron que la red social de fotos Instagram había sido bloqueada en China. Según indicó la agencia Reuters, había imágenes y videos en internet en los que se veía a policías lanzando gases lacrimógenos contra los manifestantes. Muchas de las fotos fueron etiquetadas como "Occupy Central" (nombre de un grupo que, con los estudiantes, lidera las manifestaciones), frase que junto a "estudiantes Hong Kong" fueron borradas de Weibo, el equivalente chino de Twitter.

De acuerdo con el diario South China Morning Post, el número de posteos de Weibo a los que no se podía acceder aumentó cinco veces entre el viernes y el domingo pasado.

El movimiento democrático de Hong Kong, denominado coloquialmente la "revolución de los paraguas", cumplió ayer su quinto día consecutivo de protestas, con la demanda de un sufragio universal sin restricciones en las próximas elecciones de 2017. El gobierno chino aprobó una reforma, a finales de agosto, que no permite comicios abiertos para elegir al próximo gobernante de Hong Kong.

Los manifestantes le habían dado al jefe ejecutivo de Hong Kong, Leung Chun-ying, un ultimátum para que renunciara a su cargo; de lo contrario, los activistas se tomarían los edificios gubernamentales.

Sin embargo, una vez que se cumplió el plazo, éste se negó a dimitir y nombró a la número dos del gobierno local, Carrie Lam, para que dialogue con representantes de los estudiantes y discuta una reforma constitucional. No obstante, luego precisó que ese diálogo sería dentro de los parámetros de la reforma electoral aprobada por las autoridades chinas. Horas después los líderes estudiantiles aceptaron discutir con el gobierno  sus reivindicaciones, pero advirtieron de que la dimisión del jefe del  ejecutivo local es una "cuestión de tiempo". La Federación de   de Estudiantes anunció que mantendrá una reunión pública con Carrie Lam.

Por otro lado, la Administración Nacional China de Turismo suspendió ayer, durante una semana, las visitas turísticas de grupos a Hong Kong. La medida no afecta a los viajeros individuales, ni tampoco a quienes contrataron sus viajes antes del martes pasado. Los turistas chinos suponen un 75% del total de los visitantes, aunque el 67% de ellos se desplaza de forma individual y no en grupos organizados. Según el diario The New York Times, el miércoles algunos turistas chinos en Hong Kong dijeron que veían esas protestas como "una inspiración".