Con un espectáculo de fuegos artificiales que se realizó en el Cubo de Agua Olímpico, China inauguró ayer el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (Apec) que reúne a 21 economías y representa más de la mitad del PIB mundial. El anfitrión de la fiesta, el mandatario Xi Jinping, dio la bienvenida a los jefes de Estado y gobierno- entre los que estuvieron el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama; el Presidente de Rusia, Vladimir Putin y el primer ministro japonés, Shinzo Abe- a los que recordó la "responsabilidad de hacer del Pacífico un océano de paz, amistad y cooperación".

Los analistas concuerdan que, con esta cumbre, China busca extender su influencia    en la región, un poderío  generado por su enorme mercado (unos 1.400 millones de personas) y su inmensa reserva de divisas (se calcula en unos US$ 4 billones). Según el diario español El País, el líder chino llega en una posición fortalecida porque acaba de cerrar un plenario comunista que solidificó su poder y tiene por delante ocho años de mandato.

Sin embargo, frente a Xi apareció un Presidente norteamericano que llegó debilitado ya que acaba de sufrir un revés en las elecciones legislativas de la semana pasada. Obama ofreció a China aumentar la cooperación bilateral. Además, anunció un acuerdo amplio sobre visados, en el que a partir de ahora las autorizaciones de viaje a turistas y personas de negocios de ambos países serán válidas a hasta 10 años. Los visados para estudiantes serán válidos durante cinco años. Se calcula que, con el acuerdo, la cifra de visitantes chinos a Estados Unidos -actualmente de 1,8 millones al año- podría multiplicarse por cuatro.

Otro que también está debilitado es Rusia. El Presidente Vladimir Putin reconoció ante el mismo foro los problemas financieros que afronta su país, al admitir que el rublo se ha devaluado casi un 30% frente al dólar durante este año, aunque no mencionó la salida masiva de capitales, todo ello producto de las sanciones occidentales por la crisis de Ucrania. Putin se reunió el domingo con Xi, con quien firmó nuevos acuerdos para la comercialización de gas. El mandatario chino se reunió con el jefe de gobierno japonés, Shinzo Abe, después de dos años de una severa tensión sobre el control de unas islas en el Mar de China Oriental. El encuentro fue visto como un signo de deshielo entre los dos países, Xi instó a Tokio a "hacer más para ayudar a fortalecer la confianza mutua entre Japón y sus países vecinos".

Como parte de este empeño chino para afianzar su posición en la región y con el fin de encontrar mercados para su creciente poder inversor, el fin de semana anunció US$ 40 mil millones para su proyecto de una nueva ruta de la seda, por lo que -según analistas- presiona con más fuerza a favor de una Zona de Libre Comercio para Asia Pacífico, que incluya a toda la región, que alberga el 40% de la población mundial. "Es un intento real para ejercer su liderazgo para proyectar una imagen responsable de que quiere liderar toda Asia", dijo al diario The New York Times, Patrick Low, que fue economista jefe en la Organización Mundial de Comercio.