La Administración Estatal de Asuntos Religiosos, que regula todos los credos en China, ha ordenado a todas las autoridades locales del país que "prohíban resueltamente" cualquier actividad religiosa de la que se obtenga un beneficio económico.
En una circular también emitida por otras nueve instituciones ministeriales chinas, de la que se hace eco la agencia oficial Xinhua, la administración estatal condena que "algunos gobiernos, empresas e individuos hayan convertido la religión en un instrumento rentable".
En particular, el comunicado denuncia la construcción de edificios religiosos con fines únicamente económicos, el uso de falsos monjes y clérigos para recolectar donaciones y otros engaños a creyentes y turistas.
Estas prácticas "han perturbado el orden de las actividades religiosas, dañado la imagen de la comunidad religiosa, herido los sentimientos de los fieles y violado los derechos de los visitantes", señala la circular, que pide "graves castigos" a los responsables políticos de estas actividades.
La administración estatal no cita casos concretos, aunque en los últimos meses ha habido polémicas relacionadas por los intentos de algunas zonas sagradas del país (como famosas montañas de peregrinación budista o taoísta) de salir a Bolsa.
También fue muy criticado en años anteriores el monasterio de Shaolin, lugar de nacimiento del budismo zen y del kung fu, que lleva a cabo rentables espectáculos con sus monjes dentro y fuera del país, además de construir monasterios en otras provincias a modo de "franquicia", por lo que a su abad, Shi Yongxin, se le ha apodado popularmente en el país "el monje ejecutivo".