La historia suena similar a la de Grecia: un país con un programa de rescate financiero que se salió de su curso, excluido de comprar bonos del Banco Central Europeo (BCE) y con una profunda recesión. Pero en este caso se trata de Chipre que, pese a las similitudes con su vecino, parece tener un futuro distinto.
Según el gobierno de Nicosia, la diferencia radica en que no se han rebelado contra la aplicación de las medidas impuestas por sus acreedores. "Los equipos celebran el continuo progreso de las autoridades en su programa de reformas, incluyendo la fuerte mejora de las finanzas públicas y la implementación de importantes reformas", dijo la troika en un comunicado de comienzos de mes tras el término de su evaluación en Chipre.
La troika -compuesta por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI)- alaba que Chipre hubiese adoptado la ley sobre ejecuciones hipotecarias (que persigue acelerar los procedimientos para que los bancos, que tienen una cartera de créditos morosos de casi el 50 %, puedan recuperar sus préstamos), la única medida impuesta por los acreedores que fue resistida en un principio por Nicosia y por la que el FMI congeló su aporte.
Es por eso que ahora el grupo dio la luz verde para el desembolso de los 86 millones de euros que estaban suspendidos y de otros 100 millones del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) como un nuevo aporte.
Hace dos años Chipre tocó fondo y su rescate puso en jaque a la zona euro. El país sufría una recesión desde 2011 -producto, entre otras razones, por un sistema financiero desproporcionado en relación a su economía y expuesto a la crisis en Grecia- y que provocó un creciente empobrecimiento de la población y un aumento exponencial en la tasa de desempleo: del 9,9% en enero de 2012 pasó a 14,7% en enero de 2013, según datos de Eurostat.
Ante ese panorama, Chipre necesitaba 17.000 millones de euros (casi el 100% de su PIB) para sanear sus cuentas. De ellos, 10.000 millones de euros se los prestaron sus socios europeos mediante el fondo del Mede. Los otros 7.000 millones de euros los tenían que poner los mismos chipriotas mediante diferentes fórmulas.
De acuerdo a un artículo del diario The Wall Street Journal, hay bastante optimismo en Chipre. Tras descongelar el tramo de ayuda del FMI, el ministro de Finanzas Harris Georgiades empezó a hablar de privatizaciones y de atraer más inversión extranjera.
Otra de las razones por las que se vislumbra un futuro mejor se explica porque el Producto Interno Bruto (PIB) ha crecido 1,6% durante el primer trimestre de este año, tratándose de la primera expansión en tres años y medio.
La directora de la consultoría Sapienta Economicas, Fiona Mullen, dijo a la agencia Efe que una de las diferencias con la crisis griega es que el gobierno chipriota "hizo diligentemente sus deberes, algo que ayudó a recuperar la confianza de los mercados (de deuda)".
Eso sí aún tiene problemas que resolver, porque el desempleo en marzo de este año se encontraba en 16% y -de acuerdo a The Wall Street Journal- la industria turística se puede ver afectada si los rusos -que constituyeron el 26% de los extranjeros que llegaron al país en 2014- deciden no viajar a la isla por la debilidad del rublo.