Leonel Contreras vive con sus padres en la comuna de Maipú desde hace casi un año, luego de separarse de su mujer con la que estuvo 16. Habla pausado, mientras enciende uno de los 20 cigarrillos que fuma al día. Dice que es uno de sus vicios junto con el café, que lo toma "para reducir la ansiedad". Para él, lo ocurrido el lunes marca el cierre de un capítulo de la historia que le cambió la vida "en 180 grados": en un juicio abreviado lo condenaron a dos años de presidio remitido por cuasidelito de homicidio, por su responsabilidad en el accidente carretero en las cercanías de la localidad de Putre, Región de Arica y Parinacota, en el que nueve estudiantes de segundo medio del Colegio Cumbres murieron al volcar el bus que conducía.
"Este ha sido un proceso judicial lato, extenso, agotador, muy agotador, pero por sobre todo doloroso. Es una instancia nueva para mí, nunca había estado en esta situación", dice.
¿Quedó conforme con la condena?
Es lo que la normativa indica, no hay delito y como tal la cárcel no amerita en estos casos. Parece lo más correcto, pese a que a algunos les parece bien y a otros mal. La privación de la libertad es para quienes son un peligro para la sociedad. Pero la condena propiamente tal no es un tema para estar contento por mi parte, pero sí tranquilo, porque creo que la justicia trató, pese a las aprensiones que tengo al respecto, de hacer justicia.
¿Cuáles son esas aprensiones?
Nunca busqué excusas de ningún tipo. Ni externas ni del bus, nada. Siempre asumí la responsabilidad, hasta el día de hoy. Entonces, nunca aminoré mi responsabilidad en ese sentido. La afronté, la asumí y la encaré como corresponde desde un principio... Hay cosas que uno no entiende, porque no se me reconoció en la audiencia la cooperación absoluta, pero yo sabía que la cosa iba a ser así y asumí los costos. Desde el principio dije que iba a asumirlos en todo sentido, en lo humano, en lo penal, en todo, y esa es mi manera de enfrentar los hechos.
El pasado 23 de abril Contreras regresó a Arica para la reconstrucción del accidente. Para el conductor ese fue el "hecho más doloroso de mi vida, muy fuerte. Volver allí ocho meses después es muy potente. De hecho, en estricto rigor, yo no quedé conforme con mi participación, estaba en otra, entonces no me preocupé, no estaba para afrontar las preguntas que me hicieron, yo no estaba en condiciones anímicas, lo emotivo ganó. Sólo me preocupé de recorrer el lugar, vi las fotos de las niñas, una cruz que había, restos del bus, entonces eso centró mi atención y mi conciencia ese día", relata.
¿Qué recuerda respecto del accidente?
Estoy absolutamente seguro de que sufrí los síntomas de la puna, tuve la mala suerte de eso, porque de otra manera no me lo explico. No hubo problemas de conducción propiamente tal, en la parte técnica me refiero. En los últimos instantes me voy 'a negro' y obviamente como íbamos en una recta en pendiente, el bus tomó velocidad. Me fui 'a negro', pero al salir de ese estado yo ya estaba dentro de la curva, entonces tuve la acción recuperativa que evitó que nos fuéramos hacia abajo. Me demoro un minuto más en reaccionar y no estamos acá. Esa acción, que al final produjo el volcamiento, salvó 23 vidas y tuvo el resultado que es archiconocido.
Pero, ¿no se sintió mal antes de conducir?
Es una cuestión súper lenta, casi imperceptible, que es progresiva. Insisto, responsablemente si uno se diera cuenta detiene el vehículo y hace lo que corresponde, pero va minando la agudeza de los sentidos muy lentamente, muy sigilosamente, entonces, al menos a mí, ni me permitió percatarme a tiempo de los procedimientos. Pero insisto, si es algo que tengo súper claro que fue así, que no se me haya tomado en cuenta en el proceso judicial es parte de mis aprensiones.
En el proceso se estableció que viajaba a exceso de velocidad
El vehículo, por la pendiente que había, tomó más velocidad, y llegó a 95 kilómetros por hora, pero hay que ver el contexto de las cosas. El solo hecho de que el tacógrafo marque una velocidad no es para calificarme de imprudente, irresponsable. Distinto es si uno se subió al bus en estado de ebriedad, con droga, en una actitud irresponsable, cosa que yo no hice. En el lago (Chungará) me subí con mis cinco sentidos bien y a trabajar, y desde ese punto me da la tranquilidad de conciencia de que errores conscientes en la conducción no hubo. Yo como conductor soy un tipo muy responsable y muy prudente: si dice 50 km/h no voy a andar a 80. Pese a todo venía en la velocidad prudente, responsable y legal, así que fue en el último tramo que se salió todo de su curso.
En septiembre del año pasado y en el marco de la conmemoración de un año del accidente, las jóvenes sobrevivientes se reunieron con Contreras. "Fue súper emotivo, bueno, el hecho así lo amerita, estuvo lleno de cosas emotivas, fue indescriptible, no se puede explicar", dice, y agrega que en la reunión "aproveché de darles las gracias por todo el apoyo que me brindaron. Les agradecí todo lo que significaron en mi vida, todo el apoyo que me han dado, que fue lo más fundamental, y me comprometí con ellas a que yo iba a hacer todo lo que estuviera de mi parte para llevarlo (el caso) a un juicio abreviado, no para sacar una condena menor, porque, igual en este caso iba a salir perjudicado, pero yo me comprometí a no llevarlas a un juicio oral, porque no se lo merecen".
¿Tiene contacto con las sobrevivientes?
A la semana siguiente (del accidente) empezaron los llamados telefónicos con las niñas. Me llamó una miss, desde un principio comenzaron los contactos en ese sentido, todos gestos humanos maravillosos, que agradezco y no voy a olvidar jamás.
El lunes le devolvieron su licencia de conducir. ¿Quiere volver a trabajar en lo mismo?
Claro que pretendo volver a trabajar, es mi pasión, es mi profesión, pero no me puedo pasar la vida con un cartelito diciendo ¡hey, yo manejo bien!, y sé que me va a costar mucho, y es una lucha que voy a tener que dar contra el prejuicio social.
¿Cuál es la conclusión que saca respecto de lo ocurrido?
No tengo esa sabiduría para saber por qué pasó, para qué pasó. Espero sí, algún día tenerla, para comprender por qué este dolor y esta experiencia de vida. Espero entenderlo algún día.