Los sindicatos de choferes de Bolivia comenzaron hoy un paro de 48 horas contra un decreto del Presidente Evo Morales que sanciona a conductores que trabajen borrachos y a las empresas de autobuses de pasajeros que lo permitan.
Desde las primeras horas del día se ha registrado un notorio descenso del tráfico en las ciudades y la paralización de los viajes entre los departamentos como consecuencia de la huelga.
Grupos de choferes bloquearon calles en la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, pese a que el Ministerio de Gobierno advirtió que no permitirá el corte de las vías urbanas ni de las carreteras.
El ministro de Gobierno (Interior) boliviano, Sacha Llorenti, declaró al canal estatal que el ejecutivo "está tratando de minimizar el efecto del paro" y de los perjuicios que puede causar a la población.
El decreto fue aprobado el mes pasado por el gobierno de Morales con el propósito de frenar los accidentes de tráfico en las carreteras, algunos de ellos provocados por conductores muy jóvenes que conducían ebrios autobuses de pasajeros.
Los sindicatos lo han rechazado porque, además de la sanción a los choferes borrachos de retirarles de por vida su permiso de conducir, el gobierno suspenderá las operaciones de las empresas de autobuses que permitan conducir a empleados en ese estado.
Llorenti aseguró que el decreto no será modificado porque ha tenido efectos positivos en la seguridad vial del país y además, se propondrá a la Asamblea Legislativa que la normativa adquiera rango de ley.
"No se modificará el decreto porque tenemos que frenar la ola de accidentes. Hay mucha irresponsabilidad al conducir en estado de ebriedad", reiteró el ministro.
Semejante parecer expresó su colega de Obras Públicas, Wálter Delgadillo, quien señaló a la red UNO que el decreto busca esencialmente cuidar vidas y pidió a los chóferes que se sumen a esa "cruzada".