Histórico

Choque en blanco y negro: la tensión racial en el cine que viene

Los filmes El nacimiento de una nación, Loving y Free state of Jones abordan el conflicto histórico de afroamericanos y blancos en EEUU. Se estrenan cuando crece la disputa étnica en Norteamérica.

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Más o menos cualquier amante del cine clásico o de la películas mudas, conoce El nacimiento de una nación, la película de D.W. Griffith considerada al mismo tiempo una obra maestra de puesta en escena y un flagrante alegato a favor de la esclavitud y el Ku Klux Klan. Estrenada hace 101 años, el largometraje del sureño Griffith narraba a gran escala la Guerra de Secesión y pintaba a los negros como un grupo de palurdos irredimibles. Este año, tal filme tuvo su respuesta en otro que se llama igual y que es protagonizado por el actor y director afroamericano Nate Parker. Ganó el Festival de Sundance, narró una rebelión de esclavos en 1831 y según Variety es una seria candidata a los Oscar 2018. Además y a la luz de los recientes incidentes raciales protagonizados por blancos y negros en Baton Rouge y Minneapolis, el filme llega en el momento perfecto. Un mal momento.

No es la única película. Primera en la lista está una propuesta bastante más luminosa, aunque no por eso menos realista, del talentoso realizador sureño Jeff Nichols. Loving, estrenada con muy buenas críticas en el último Festival de Cannes, comienza en los albores de las marchas por los derechos civiles y las caminatas a favor del voto negro en el sur de EEUU. Como es la prehistoria del cambio, el sur es más bien un impredecible territorio de blancos salvajes y negros que escasamente tienen interiorizado el concepto de libertad. La imagen, que a veces pareciera ser la misma de hoy según los reportes noticiosos, es la de un país de virginal naturaleza donde blancos y afroamericanos conviven bajo la ley del calla y acata: los primeros mandan, los segundos acatan y todos son falsamente felices. Quienes se atrevan a romper este código tácito pueden pagarlo caro.

Loving trata, sin ir más lejos, de los que pagan la primera cuenta de esta injusticia. Son el matrimonio Loving, de ahí el nombre de la película, que es un juego de palabras con la palabra love y, si se quiere, una ironía: los únicos que se aman en la película son Richard y Mildred Loving. El resto, al menos los que hacen las leyes en Virginia, sólo odian. Rechazan a esta pareja interracial, la primera en casarse en un estado del sur y la primera en confiar en dos abogados judíos de Nueva York para que les den una lección a los esclavistas de Virginia.

Basada en el caso real de Mildred Jeter y Richard Loving, la cinta de Nichols parte en 1958, cuando en una cálida y apacible noche de noviazgo sureño Mildred (Ruth Negga) le comunica a Richard (Joel Edgerton) que está embarazada. El hombre, un buen hijo y esforzado trabajador de la tierra, fue criado a la antigua en su hogar de rednecks (blancos pobres del sur). Le dice a la chica que el siguiente paso es casarse y como en Virginia no existe la ley para el matrimonio interracial, marcha con ella a hacer el honorable trámite a Washington DC. Ahí, en la capital, sí se pueden casar, y como marido y mujer retornan a su hogar campestre. No pasan demasiadas noches hasta que el sheriff local los manda a sacar a punta de patadas en la puerta de su dormitorio y con una orden de allanamiento. Van presos, quedan en celdas distintas, son humillados y, cuando ya les han pagado la fianza, les notifican que en Virginia no pueden vivir como marido o mujer. La única solución que les ofrecen es dejar el estado, trasladarse a Washington DC y retornar en 20 años más. No es lo que quiere Richard. No es lo que desea Mildred para sus hijos.

La película es magnífica en la medida que su realizador no cree en las arengas y todo el signo antirracista se desprende sin énfasis de la historia de amor entre la afroamericana Mildred y el blanco Richard.

Predicadores y soldados

Con estreno para el 2 de febrero en Chile, El nacimiento de una nación es tal vez la cinta con más posibilidades de Oscar en este trío antirracista. Incluso en ese contexto, su llegada a los cines del país puede perfectamente ser antes, en la medida que se desarrolle la temporada de galardones. Desde su estreno en Sundance ha causado bulla, revuelo y admiración, logrando en esa instancia el Gran Premio del Jurado y el Premio del Público. También fue la cinta por la que se hizo la transacción más onerosa: Fox Searchlight pagó 17 milllones y medio de dólares por los derechos de distribución mundial.

Dirigida, producida y protagonizada por Nate Parker, cuenta la historia de rebelión del predicador afroamericano Nat Turner y su grupo de esclavos en agosto de 1831. El caso ocurrió en el mismo estado de Virginia del matrimonio de los Loving, aunque algunos kilómetros más al sur, en el condado de Southampton. Enfática y política, El nacimiento de una nación es la primera película como director del actor afroamericano Nate Parker, que aquí es Nat Turner, el esclavo que en agosto de 1831 lideró una rebelión contra una serie de terratenientes en diferentes plantaciones de Virginia. Educado por su propio amo con el objetivo de mantener a raya a la población de peones afroamericanos, Turner aprendió rápidamente los deberes y derechos de los ciudadanos, se empapó de los valores humanistas del cristianismo, desechó el oscurantismo que también podía albergar la Biblia y en apenas tres meses logró despertar la alarma, el temor y luego el odio de los blancos. Como resultado de estas batallas campales (la película ha sido comparada con Corazón valiente por las escenas de confrontamiento), hubo 65 bajas blancas y 200 negros asesinados, muchos de ellos víctimas inocentes de la inusual conflagración. A Turner y sus seguidores los colgaron en noviembre de ese año.

La película es un pequeño polvorín y su trama es la que tiene los más inmediatos ecos con los últimos choques raciales en EEUU. Está hecha explícitamente para llamar al debate (y tal vez la acción) y su título es una bofetada a la cinta de Griffith que Nate Parker llama "no sólo instigadora de grupos terroristas como el Ku Klux Klan y la carnicería contra la población de ascendencia africana, sino que la película fundacional de la industria del cine tal como se conoce hoy".

Al lado de El nacimiento de una nación, The free state of Jones más bien puede parecer un filme de aventuras. La cinta protagonizada Matthew McConaughey, un actor sureño que jamás ha perdido el acento, es la historia de Newton Knight, soldado confederado del condado de Jones, en el estado de Mississippi. A medida que los sureños de la Confederación van perdiendo la guerra con los norteños de la Unión y en la medida que Knight comprende que la causa de la esclavitud por la cual arriesga su vida es una miserable e indigna forma de existir, decide rebelarse y conformar una banda de forajidos. Habrá desertores, negros, blancos, esclavos y negros libres, que es como se llamaba a los ex esclavos en algunas partes del país. Se refugian en el pantanoso condado de Jones, en el noreste de Mississippi y forman su propio gobierno libre. Aquel es el estado libre de Jones, un territorio de aparente fraternidad donde Knight se empareja con una chica negra y tiene un hijo. La película incluye también pasajes ambientados en los años 40 del siglo XX, cuando el gran tataranieto de Knight, un mestizo con un 15 por ciento de sangre negra en sus venas no puede casarse con su novia blanca de acuerdo a las leyes raciales del estado de Mississippi. Es casi la misma historia de Loving y en este eterno retorno de imposturas étnicas, la película de Jeff Nichols se une a la de Gary Ross, dejando a la de Nate Parker como un grito solitario de reyertas de blancos contra negros.

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