Dos constantes han marcado las tres décadas de carrera de Chris Cornell: una garganta privilegiada, probablemente la mejor conservada de entre todos los sobrevivientes del grunge, y una constante vocación por el riesgo que se ha plasmado en exitosos proyectos rockeros, un tema principal para una película de James Bond y también un resistido disco solista de pop electrónico producido por Timbaland (Scream, 2005).

Pero según reconoce el vocalista de Soundgarden, el capítulo más desafiante de toda su trayectoria es el que lo tiene en la ruta actualmente, recorriendo teatros de todo el mundo acompañado sólo de su guitarra. Una relativamente nueva faceta acústica que comenzó en 2011, con un disco de covers y reversiones desenchufadas de sus propios temas (Songbook), y que consolidó con Higher truth (2015), su elogiado primer álbum en solitario en este formato y el responsable de su regreso a Santiago, con tres agotados conciertos en el Teatro Municipal a partir de esta noche.

"Todo esto ha sido parte de un largo proceso", cuenta el ex Audioslave a La Tercera desde el otro lado del teléfono. "Hace algunos años decidí incluir en vivo un segmento con canciones acústicas, como para darle otro aire al show y cambiar de velocidad por un momento. Pero no era muy bueno en esa época, tocaba la guitarra muy fuerte porque se sentía muy extraño estar tan desnudo frente al público", agrega.

¿En qué momento comenzó a sentirse cómodo en este formato?

Me tomó cerca de un año de gira acústica para sentirme realmente seguro y poder tocar con comodidad. Lo bueno es que ahora el vínculo con el público es mucho más fuerte, porque hay una cierta vulnerabilidad en esta forma de presentarse que permite a las dos partes conectarse de verdad. A causa de eso, la gente le presta más atención a las letras, que ya no compiten con la guitarra eléctrica o la batería. Finalmente, hay menos cosas sucediendo sobre el escenario pero las emociones son más potentes.

¿Siente que todo eso le ha dado una identidad definitiva como solista?

Por primera vez tuve un acercamiento particular a la cantautoría y a la producción de un disco, que me permitió seguir siendo yo mismo, porque no quería sonar como otra persona. La idea siempre fue hacer canciones que pudiera tocar en una pieza con la guitarra. Es divertido, porque probablemente es como todos los cantautores componen, pero yo nunca lo había hecho así. De alguna forma extraña, siento que esto me dio la posibilidad de iniciar una nueva carrera en la música, que puede coexistir con la que ya tenía. Si miras atrás todo lo que hecho, desde Soundgarden a Temple of the Dog pasando por Scream, realmente no es fácil encontrar los puntos en común, es como si fueran varias carreras distintas, pero cuando tomo todas las canciones y las pongo en el contexto de un show con arreglos acústicos, de repente todo hace sentido.

¿Considera esto como una fase? ¿Se le verá nuevamente en grandes festivales y estadios como solista o con Soundgarden?

Ahora estamos en pleno proceso de composición de un nuevo disco de Soundgarden. Desde que nos volvimos a juntar (en 2010) tomamos la decisión de estar en algo en lo que no quisiéramos estar, y para lograr eso no nos pusimos un cronograma, que creo que es lo que siempre quisimos. En ese sentido, lo que hace de la gira acústica algo maravilloso, es lo mismo que hace de estar en Soundgarden algo maravilloso, y es lo distinto que son. Ahora, a mis 52 años, tengo la suerte de tener un tremendo abanico de estilos musicales que puedo elegir cuando quiera. De hecho, este mes estamos haciendo shows con Temple of the Dog en teatros más íntimos. Así es como debe ser una carrera musical. Yo al menos quiero hacer todo lo posible durante el resto de mi vida, soy ambicioso.