El reloj marca las seis de la tarde y Colo Colo femenino se prepara para una nueva jornada de entrenamiento. Lentamente, y a cuentagotas, las jugadoras salen del camarín y caminan hacia la cancha, para comenzar la práctica. El ambiente es relajado. Todas ríen y conversan entre ellas. Los más de 30 grados que marca el termómetro en el estadio Monumental, al parecer, no le importan a las chicas.

De pronto, en un auto blanco, aparece la portera estelar del equipo. De lentes oscuros, polera blanca y pantalones cortos, Christiane Endler se baja rápidamente con su bolso. Entra al camarín. No demora más de diez minutos en cambiarse de ropa y salir. Ahora viste completamente de negro, llevando sus guantes de juego en la mano. Se le ve intranquila, como con ganas de ir -lo más pronto posible- a entrenar con Colo Colo, el club que la trajo de vuelta a Chile, tras su paso por el Chelsea de Inglaterra.

"Estuve hasta diciembre en Europa, porque tenía contrato. Pero me devolví antes, porque me rompí los meniscos y tuve que operarme. De ahí, no renové con el Chelsea porque no me gustaron las condiciones que me ofrecían", relata Endler, mientras camina hacia la cancha donde practicará junto al resto de sus compañeras.

La portera, que tiene -entre otros logros- una Copa Libertadores en su historial, se lesionó defendiendo a la selección chilena, en Ecuador. Lo sucedido la tuvo alejada de las canchas por un tiempo, algo que le sirvió para estar junto a su familia.

Pidió permiso para operarse en Chile, aprovechando que la temporada de su  equipo ya finalizaba, y el Chelsea accedió a su solicitud. Realizó la recuperación en casa.

Después, Tiane, como le llaman sus amigos, no regresaría a jugar por las Blues. "No quise continuar porque la vida en Inglaterra es carísima. No estaba de acuerdo con lo que me estaban ofreciendo económicamente, así que preferí volver a Colo Colo, que siempre me ha tratado súper bien", confiesa.

Además, agrega que otras de las razones para emprender el retorno fue el tiempo que estuvo lejos de su familia. "Hablábamos por Skype o Whatsapp, pero después de tres años cansa un poco el estar sola", dice. Es que, antes de fichar por la escuadra londinense, estuvo dos años en Estados Unidos.

Ya son las seis y media de la tarde, y las ganas de Endler por ir a practicar junto a sus compañeras aumenta. A pesar de que ha bajado un poco la temperatura, el calor aún se siente en el recinto de Macul, algo a lo que  no estaba acostumbrada  en Inglaterra.

"Allá, casi todos los días hacía frío y llovía mucho. Se podía salir poco, porque el clima no era el mejor. Pero, a pesar de eso, fue una experiencia increíble", comenta.

Debido a las constantes precipitaciones que caen en el Reino Unido, la guardameta debió adaptarse a un fútbol distinto al que estaba acostumbrado. "La pelota corre más rápido, porque la cancha casi siempre está mojada. Además, allá, todos los equipos son competitivos, y hay poca diferencia entre uno y otro", asegura.

Frente a las canchas de entrenamiento en Macul, desde la altura, Endler se detiene. Mira hacia el horizonte. Pensativa. Quizás, recordando aquellos días en Londres, en el Chelsea, cuando caminaba por el centro de entrenamientos, y se encontraba con jugadores de la talla de John Terry o Petr Cech. O cuando trotaba por los alrededores, y veía al entrenador del equipo, José Mourinho, dar instrucciones a sus pupilos.

"Vi algunas veces a Mourinho, porque practicábamos en el mismo lugar. También me topaba con varios jugadores, todos muy amables. Había una relación cordial, de saludo. Pero nada más allá de eso", cuenta.

En sus ratos libres en Inglaterra, los que no eran muchos, Tiane aprovechaba de conocer el país e ir a probar algún restaurante cercano a la zona en la que vivía.

"Entrenábamos harto, en la mañana o en la tarde. Vivía en una casa, con tres compañeras, que quedaba como a media hora caminando del centro de entrenamiento. Después de la práctica, íbamos a comer. Rara vez, si es que teníamos un poco más de tiempo, salíamos a recorrer Londres", rememora.

Sin embargo, y a pesar de que compartía con otras jugadoras, su adaptación a la sociedad británica fue difícil. Un ritmo de vida distinto al que estaba acostumbrada en América. Sobre todo en las relaciones interpersonales. "Era una relación más profesional, más de trabajo. No tanto de personas", sentencia.

A pesar de su retorno a Chile, Endler no le cierra las puertas a la posibilidad de volver a emigrar a alguna otra liga europea. De hecho, le encantaría jugar en Alemania, lugar donde está su referente en el arco. "El mejor portero en la actualidad es Manuel Neuer. Es súper completo y me gusta como juega", afirma.

A nivel nacional, dentro de los especialistas de su misma posición, el que más le gusta es Claudio Bravo.

Retomando el camino

Con 23 años, Endler tiene más que claro que su estilo de vida es distinto al de la mayoría de la gente, sobre todo de aquellos quienes no se dedican al deporte de modo profesional. Estudió Administración en Estados Unidos, en Florida, pero decidió abandonar la carrera para dedicarse totalmente al fútbol. Eso sí, la ex Chelsea está haciendo averiguaciones para retomar los libros, en un área similar a los semestres realizados en Norteamérica. "Pretendo convalidar ramos y estudiar en alguna universidad  acá", completa.

Los cuadernos no ha sido lo único que ha tenido que congelar. Hay otras cosas que también ha dejado de lado para seguir en la actividad que la apasiona. "Para que esto funcione tengo que sacrificar familia, amigos, estudios, carretes... Me fui a vivir tres años al extranjero, donde se abandona un poco de todo. Pero es por un objetivo que uno tiene, y por cumplir las metas que uno se propone", argumenta.

Son casi las siete, y Endler no aguanta más por integrarse al entrenamiento. Camina rápidamente a la cancha. Se une a sus compañeras y sonríe. Ahora puede comenzar la práctica tranquila.