Nicolás Massú vive una nueva etapa en su vida. Cumpliendo con su anhelo, hoy está de vuelta en el circuito tenístico, esta vez como entrenador. Dirigiendo a la estadounidense Christina McHale (44ª), el Vampiro debutó la semana pasada en el WTA de Praga y por estos días se encuentra en Madrid entrenando a su pupila. Por ahora, no acumula victorias en individuales, ya que McHale perdió en las primeras rondas de República Checa y España.
Con un español casi nativo gracias a su sangre cubana -su familia materna es autóctona de la isla-, la dirigida del ex tenista chileno se da un tiempo para conversar sobre su nuevo técnico desde la capital hispana, tras su triunfo en el cuadro de dobles junto a Mónica Niculescu.
Amigos en común de la jugadora y Massú los pusieron en contacto. En Miami durante abril se reunieron para conocerse y comenzar a entrenar. Si bien Massú había confirmado que el acuerdo inicial contempla un vínculo por 15 a 20 semanas, casi siempre las relaciones entre coach y deportista deben pasar por un período de prueba. McHale y Massú están viajando por los torneos europeos sobre arcilla viendo si hay química. "Después de esta gira, Nicolás decidirá si puede y quiere seguir trabajando conmigo y lo mismo haré yo con él. Con seguridad me acompañará hasta Rolans Garros y de ahí veremos", señala. Aclara que su trabajo con él no se topará con la labor del chileno como capitán de Copa Davis: "Él seguirá con eso".
Cuenta que el currículum del viñamarino como tenista fue un factor determinante para que se decidiera a incorporarlo a su equipo de trabajo. "Fue un gran jugador. Lo que logró en Atenas 2004 al conseguir dos medallas de oro fue impresionante. Me siento muy afortunada de que sea mi coach y sé que con su experiencia él me puede ayudar mucho. Además, me gusta mucho cómo es como persona", afirma la oriunda de Teaneck, Nueva Jersey.
Estos días se han enfocado en acelerar los tiros de McHale, potenciar su drive y mejorar su segundo saque. "Él jugaba mucho con su derecha, igual que yo, así que puede ayudarme a entender mejor mi juego. Trabaja muy duro y tiene las mismas ganas de ganar que yo. Nuestras metas están alineadas", dice McHale, y de paso recalca que no tiene objetivos específicos, como ganar torneos o subir en el ránking: "Si cumplo con afinar mi tenis, el resto llegará como consecuencia".
Se considera como una tenista aguerrida, igual que su nuevo entrenador. "Cuando Nicolás jugaba, lo hacía luchando hasta el último punto, lo que admiro bastante en él. Espero que pueda transmitirme toda la pasión que demostraba en la cancha", dice.
La estadounidense-cubana ve contento a Massú, compartiendo con sus amigos del tenis, de vuelta en los torneos que en su tiempo disputó como profesional. Ayer, Massú subió a las redes sociales una foto junto al ex número uno del mundo, el español Juan Carlos Ferrero. "Un gusto ver de nuevo al gran @juankiferri y recordar nuestra final del año 2003", escribió en alusión al partido que perdió cuando la cita madrileña se jugaba en superficie rápida bajo techo.
Mchale es de la misma generación que las chilenas Daniela Seguel, Fernanda Brito y Camila Silva (esta última ya retirada de la actividad), y a pesar de no haberlas enfrentado nunca en el circuito, destaca que tienen potencial para meterse entre las mejores. Del tenis chileno conoce su reciente historia y que Marcelo Ríos y Fernando González acompañaron a Massú en el período con mayores éxitos para el país.
Confiesa que sus referentes son las hermanas Williams: "Desde pequeña quise ser como ellas.
Compartimos en el equipo de Fed Cup y en los JJOO. El año pasado jugué tres veces contra Serena y a pesar de que perdí, fue una gran experiencia".
Finalmente, evita hablar sobre el polémico regreso a las competencias de María Sharapova tras su castigo por dopaje: "Ahora estoy enfocada en mi tenis y tengo que ir entrenar, pero muchas gracias por esta llamada".