"No tengo la receta de un negocio ni los ingredientes para un modelo exitoso" declaró Christopher Carpentier, uno de los chef más importantes del país, al iniciar su exposición sobre su historia como empresario en el Seminario eClass realizado en la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Si bien su pasión no son los números, en su exposición Carpentier reveló sus habilidades en este negocio. Desde su infancia instalado en la cocina de su casa hasta la experiencia de estudiar en Nueva York y de participar en eventos de las familias Kennedy y Clinton, forman parte de su historia.
Sentado frente a más de 80 alumnos de eClass, el chef chileno repaso cada vitoria y fracaso vividos, analizando cada uno de ellos desde el punto de vista de quien nunca se vio, ni se ha visto, como un empresario exitoso. Y es que quién se podía esperar que el hijo de una familia adinerada que nunca tuvo buenas notas en el colegio y que soñaba con ser chef en una época en que los hombres, a la hora de elegir una carrera, no consideraban más opciones que la abogacía y la ingeniería comercial, llegara a ser un profesional reconocido internacionalmente.
A los 16 años empezó a trabajar en la cocina de Coco Pacheco y desde entonces ha ido aprendiendo todos los trucos que lo llevaron a convertirse en el ganador del primer lugar del concurso Chefs de Chefs en 2001.
"Todos los chefs pueden ser cocineros, pero muy pocos cocineros pueden convertirse en chefs" declara hoy en día el hombre que, con 36 años de edad, lleva 20 años de experiencia en la industria culinaria, ha trabajado en 15 países diferentes y que declara haber aprendido que un verdadero chef debe saber hacer bien desde "un lomo con papas fritas hasta un foie grass con trufas".
LA EXPERIENCIA DE SALIR A COMER
En base a los altos y bajos que ha tenido durante todos sus años de trabajo, Christopher Carpentier compartió con el público presente varios tips que más vale tener en cuenta a la hora de dar el paso de poner un restaurante propio.
En primer lugar, "la gente no sale a comer para alimentarse, busca una experiencia". En este sentido, "todos los servicios (desayuno, almuerzo, comida) que dábamos en el Agua eran diferentes uno del otro y tenían un sentido propio". En relación esto Carpentier agregó la importancia de "saber hacer el traje a la medida", lo que explicó, "significa hacerlo todo adecuándose a la cultura, el lugar, la economía, el país y también el cliente en particular".
Por otra parte, destacó la importancia del capital humano en las empresas de servicios donde "la pirámide de importancia en los cargos se da invertida". Además, enfatizó la idea de pensar siempre en el proyecto, no en el negocio. "El extremo ahorro de costos puede matar el beneficio", señaló.
Luego de romper con sus socios en el Agua y de tener que esperar un año para que su restaurante "C" pudiera reabrirse, Carpentier mantiene la fe en sí mismo y en su capacidad de salir adelante haciendo lo que más le gusta, cocinar. Así declara que hoy está de vuelta gracias a la empresa donde ha puesto más esfuerzos: él mismo.