Los títulos de deuda que protegen a los inversores contra los aumentos en los precios al consumidor llegaron a su récord este mes mientras que las preocupaciones por la posibilidad de que los niveles bajantes de los embalses provocaran el cierre de las represas hidroeléctricas de Brasil hicieron subir los precios de la energía a su máximo en el quinquenio.

Los cálculos que hacen los operadores de la inflación anual hasta 2015 aumentaron en 0,16 puntos porcentuales y llegaron al 5,84 por ciento, y de ese modo, agrandaron la brecha que estaba por encima de la tasa actual del 5,53 por ciento y triplicaron su promedio del año pasado, según el así llamado umbral de rentabilidad.

Las precipitaciones, que fueron menores al promedio histórico de diciembre, hacen que la escasez de agua sea un nuevo obstáculo en un país donde la inflación excedió el punto medio objetivo durante 27 meses consecutivos y la economía tuvo el menor crecimiento bienal del decenio.

El gobierno, que hace uso del fondo soberano de riqueza y las utilidades de la empresa estatal para poder cumplir los objetivos fiscales de 2012 después de prorrogar los recortes impositivos, había pronosticado que una tarifa más baja para la energía podría disminuir la inflación en un punto porcentual.

"El racionamiento de la energía es una mala noticia para la inflación y una mala noticia para el crecimiento", dijo Tony Volpon, titular de investigación para las Américas de Nomura Holdings Inc., en Nueva York. "La gente pensaba que las cosas irían bien a principios de este año, y ahora esto sale de la nada".

Opciones energéticas

Sin más lluvias, Brasil podría tener que racionar la energía por primera vez en 11 años, lo que pondría un coto al crecimiento económico o lo haría depender de las plantas de petróleo o gas natural, que son mucho más costosas, y eso podría alentar la inflación, dijo Marco Ross, director comercial de Trade Energy, que es operador de electricidad en el mercado inmediato de Brasil.

"El único modo de evitar el racionamiento es inyectar energía en el sistema usando centrales termoeléctricas a un costo mayor, y de ese modo reducir la dependencia de las precipitaciones", dijo Ross por teléfono desde Curitiba, Brasil. "Pero aun con todas las centrales, no se puede descartar la posibilidad de que haya racionamiento".

El gobierno de Rousseff recortó impuestos y estimuló el gasto en obra pública el año pasado, de modo de reavivar una economía que el Banco central calcula que se expandió en un 1 por ciento.

Con ese nivel de expansión en 2012, la economía de US$2,5 billones de Brasil presentará sus dos años más bajos en lo que respecta al crecimiento de todo el decenio.

Inflación e industria

El ministro de Finanzas, Guido Mantega, pronosticó que la economía podría crecer casi un 4 por ciento este año.

Aun cuando la economía saque algunas chispas, los precios anuales al consumidor que mide el indicador IPCA superaron la media del 4,5 por ciento que el banco central tenía como rango meta desde agosto de 2010.

La inflación se aceleró al 5,79 por ciento el mes pasado del 5,53 por ciento que hubo en noviembre, que el cálculo promedio de 30 economistas relevados por Bloomberg mostró antes de este informe.

En septiembre, Rousseff dio a conocer los planes de reducir las tarifas de energía para consumidores y empresas. En Brasil la industria paga un promedio de 330 reales (US$162) por hora/megawatt, que ocupa el cuarto lugar entre las tarifas más elevadas del mundo, según un informe que la Confederación nacional de la industria realizó el año pasado.

Las compras crecientes de electricidad proveniente de plantas a gas le cuestan a los distribuidores 800 millones de reales extra por mes,o lo que es lo mismo, la mitad de sus ganancias EBITDA, dijo Nelson Leite, presidente de la Asociación de distribuidores de energía (ABRADEE). Dijo que, a través del banco de desarrollo BNDES, el gobierno evaluaba otorgar préstamos para ayudar a las empresas de servicios públicos a capear el temporal de los costos en aumento.