(Haz click en la imagen para ver en detalle la infografía)

Ramón Unzaga Muñoz nunca supo hacer la "chilena". A sus 66 años recuerda que alguna vez lo intentó, pero el fútbol no era lo suyo, sino la ingeniería. Su padre, el ex arquero profesional de Naval y Wanderers, Ramón Unzaga Zapata, lo obligó a seguir una carrera universitaria, cerrándole toda posibilidad de continuar con la tradición deportiva familiar. No obstante, cuando llega tarde a casa después de una jornada de clases universitarias, se encuentra con la innegable evidencia de las glorias de su familia en la pared de su departamento: un cuadro con 85 medallas de su abuelo. Hay de diversas especialidades del atletismo, de waterpolo, clavados y natación, pero la mayoría son de fútbol, donde dejó su marca hasta hoy.

Su abuelo se llamaba Ramón Unzaga Asla. Nació en Deusto, Bilbao en 1894. Cuando tenía 12 años, su familia emigró a Chile, radicándose en Talcahuano, mientras otros integrantes se quedaron en Valparaíso y Santiago. Estudió en el Colegio de los Padres Escolapios en Yumbel, se especializó como contador y trabajó en las minas de carbón de Lota. Pero lo suyo era el fútbol. "Sus intereses eran trabajar, estudiar y jugar. Era un vasco con todos los defectos de los vascos, como el mal genio. Generó varios problemas dentro y fuera de la cancha", comenta el nieto, de acuerdo a lo que escuchó de los relatos familiares de su padre y su tía abuela, Fresia Unzaga Asla, que aún vive, con 96 años.

En la familia conocen varios episodios que hablan del mal humor de Unzaga, como cuando fue expulsado de un partido y volvió a la cancha con una pistola. Un par de balazos al aire hicieron de pitazo final y pusieron fin al encuentro. Otro de sus arranques quedó documentado en la edición del 30 de diciembre de 1918 el diario El  Sur de Concepción, de acuerdo a los hallazgos del investigador Eduardo Bustos Alister. Ese día, en medio de un duelo entre las selecciones de Talcahuano y Concepción en el Estadio El Morro, Unzaga realizó su jugada favorita: una contorsión en la que el cuerpo forma un ángulo de 90 grados en el aire para impactar la pelota de espaldas. El árbitro la consideró peligrosa y cobró foul. Así lo recuerda el propio Unzaga en el periódico:

"En dos ocasiones el árbitro me cobró falta por un salto de lujo que daba a fin de rechazar la pelota alegando que fouleaba al jugador contrario (…). Me vi obligado a observarle al árbitro su error, alegándole que reconocidos jueces no me la habían penado. Siguió después un cambio de palabras que trajo por resultado la orden del señor Beitía (el árbitro) para que abandonara la cancha. Me negué a salir de la cancha para 'arreglar cuentas'. Lo hice y al lado afuera de ella tuve con el señor Beitía un cambio de bofetadas".

La jugada de lujo que desencadenó la pelea se la vieron argentinos y uruguayos a Unzaga en los dos primeros campeonatos Sudamericanos de 1916 y 1920. Ellos bautizaron la jugada como "chilena" o "chilenita". Sin embargo, los relatos orales establecen que la primera vez que el centro half chorero realizó la jugada fue en el Estadio El Morro, vistiendo los colores de Estrella del Mar, en 1914, hace ya 100 años.

LA CONTROVERSIA
Para los brasileños, la "bicicleta" fue creada por Leonidas en los años 30. Este concepto se traspasó al inglés, que designa la jugada como bicycle kick, y al francés, que la llama bicyclette o ciseaux (tijera). En Italia se le llama rovesciata, una palabra que se traduce como reversa, y se le adjudica a Carlo Parola en 1950; en Alemania, fallruckzieher, que significa golpe cayendo de espaldas. Estos conceptos se reiteran en otros idiomas para denominar la jugada.

Las teorías más antiguas sobre esta espectacular jugada apuntan a la costa Pacífico de Sudamérica, específicamente a los puertos de Talcahuano, con Unzaga como inventor, y al Callao, en Perú. En el vecino país, la maniobra es conocida como "chalaca", que hace referencia al gentilicio de los habitantes del Callao, los "chalacos". Pese a que no hay investigaciones que contengan fechas y nombres de los creadores, la leyenda cuenta que la jugada se practicaba a fines del Siglo XIX en duelos de marinos ingleses y peruanos.

"Viendo un libro chileno de crónicas viejas, de la década del 10, me llamó la atención que hablaban de que fulano o mengano habían hecho una chalaca. Para mí, fue la confirmación de que los chilenos la vieron primero en otro lado. Yo nunca quise generar más pica entre los dos países, pero creo que la chalaca es la original", comenta el periodista argentino Jorge Barraza, uno de los principales defensores de la teoría peruana.

Sin embargo, dentro del círculo de historiadores deportivos hispanoparlantes, esta posición no tiene suficiente respaldo. "Conozco la teoría, pero no me convenció. Es muy reciente y no hay pruebas que la avalen. Me convence más la autoría de Unzaga, porque hay testimonios de época", afirma Fernando Arrechea, secretario del Centro de Investigaciones de Historia y Estadísticas del Fútbol Español (Cihefe).

Hasta la fecha, ni la FIFA ni la Conmebol han fijado una posición al respecto, a pesar de que ha habido insinuaciones de ambas federaciones por adjudicarse la autoría. "Es la jugada más espectacular del fútbol. Aunque llegue el día en que se establezca el verdadero origen, ustedes y nosotros le seguiremos llamando 'chilena' y los peruanos, 'chalaca'. Nada cambia", argumenta Barraza, buscando una salida salomónica.

De cualquier forma, este año, el Nueva Estrella del Mar de Talcahuano celebrará en junio el centenario de su club y de la chilena de Unzaga. "La jugada es nuestra y tenemos todo recopilado y ratificado", asegura Emilio Agurto, presidente del club. En paralelo, la empresa Sigdo Koppers donó fondos para construir, después de muchos proyectos fallidos, el monumento a la chilena de Unzaga, que debiese estar instalado el próximo mes frente al Estadio El Morro, que hoy lleva su nombre.

Ramón Unzaga Muñoz espera ser invitado y estar ahí con su única hija, Amaya, y su nieta Rocío. Aunque no le guste tanto el fútbol, es su obligación como último hombre de la dinastía.