"¿Estamos solos en el Universo?". Es la pregunta que intentó responder un puñado de científicos aglutinados por la Nasa en un simposio el lunes, en la sede la agencia espacial en Washington.

Y la respuesta fue bastante alentadora. La principal conclusión del panel es que los científicos que buscan un planeta similar a la Tierra y señales de vida en el Universo están muy cerca de ese objetivo.

"Creo que en los próximos 20 años vamos a averiguar que no estamos solos", resumió el astrónomo de la Nasa Kevin Hand en su discurso ante el panel, intervención publicada en YouTube.

Muchas de las pistas de exoplanetas (planetas fuera del Sistema Solar) provienen de dos telescopios que orbitan la Tierra: el Hubble y el Kepler. Este último, lanzado en 2009, es capaz de detectarlos al observar las disminuciones en el brillo de una estrella cuando el planeta orbita o pasa frente a ese astro.

Kepler fue el primero en encontrar un planeta del tamaño de la Tierra que orbita en la llamada zona habitable de su sistema, el área alrededor de la estrella donde podría haber agua líquida. Ni muy cerca de su sol, para que el líquido se evapore, ni demasiado lejano, como para que se congele.

Más atrás en el tiempo, el pionero en esta búsqueda fue el telescopio espacial Hubble, lanzado en 1990, que orbita a 568 kilómetros sobre la Tierra.

Pero la gran apuesta de la Nasa está fijada en otro telescopio: el James Webb, que será lanzado en 2018 y que, a diferencia del Hubble, orbitará la Tierra a 1.496.686 kilómetros, casi cuatro veces la distancia entre la Tierra y la Luna. El nuevo telescopio está diseñado para estudiar la luz infrarroja , que le hará más fácil la tarea de detectar planetas extrasolares.

MEJORAR LA TECNOLOGIA

Pero pese a los avances que promete, los expertos reunidos concordaron en que es necesario mejorar aún más la tecnología disponible. "El desafío ahora es desarrollar sofisticados telescopios espaciales que bloqueen la luz de las estrellas y vean directamente el planeta", dice a La Tercera  Sara Seager, profesora de Ciencias Planetarias en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y una de las expertas convocadas por la Nasa. Hasta hoy, la única manera de detectarlos es de modo indirecto, ya sea por el disturbio que generan en la gravedad de su estrella o por la disminución en el brillo de ésta, entre otros métodos.

Según la experta, estos nuevos telescopios deben detectar los llamados "gases de biofirma". "Son gases producidos por la vida que han sido capaces de acumularse en la atmósfera del planeta", explica.

Pero la detección es sólo el primer paso. Hacer contacto es el segundo, muy improbable con la actual tecnología (ver columna). "Algunas personas, inevita- blemente, quieren enviar una sonda, aunque las distancias a otras estrellas son enormes", advierte Seager.

Sin embargo, admite que con el telescopio James Webb "tenemos nuestra primera posibilidad de encontrar señales de vida en otro planeta".