Una bacteria genéticamente modificada que se transforma en un vehículo farmacológico en presencia de un tipo de azúcar ofrecería una nueva forma de tratar la enfermedad intestinal, indicaron científicos británicos.

El nuevo enfoque utiliza una forma genéticamente modificada de Bacteroides ovatus para administrar un factor de crecimiento humano llamado KGF-2 directamente en las células dañadas del intestino, pero el proceso sólo se activa en presencia de xylan, un azúcar que es rara en la dieta normal.

Esto significa que los pacientes podrán controlar su medicación ingiriendo xylan, quizá en la forma de bebida, después de tomar la bacteria encapsulada.

"Esta es la primera vez que alguien logra controlar una proteína terapéutica en un sistema vivo empleando algo que pueden comerse", señaló Simon Carding, del Instituto de Investigación de Alimentos, quien participó en el estudio.

Los investigadores apuntan a comenzar ensayos clínicos de su fármaco en base a la "bacteria del azúcar" en alrededor de 18 meses, después de las pruebas exitosas en ratones.

Las condiciones intestinales inflamatorias como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa afectan a cerca del 0,5 por ciento de la población en los países ricos y son muy difíciles de tratar.

Las terapias actuales incluyen a una serie de medicamentos inyectables que bloquean una proteína inflamatoria denominada factor de necrosis tumoral (TNF), como Remicade de Johnson & Johnson, Humira de Abbott y Cimzia de UCB.

CANCER
Carding y sus colegas informaron en la revista Gut que el tratamiento fue efectivo en ratones con colitis, al reducir la hemorragia y acelerar la curación, y el autor añadió que confía en que este mecanismo funcionaría también en otros desórdenes intestinales.

"Tenemos otras cepas de la bacteria que administrarán otros agentes terapéuticos que serán efectivos sobre otras formas de enfermedad intestinal y también sobre el cáncer colorrectal", expresó Carding.

En el caso del cáncer, el equipo británico está desarrollando cepas de bacterias que produzcan proteínas para restringir el crecimiento de los vasos sanguíneos en los tumores.