En la búsqueda de nuevas fuentes para la producción de células madre, un grupo de investigadores chilenos de Cells for Cells, centro de investigación en terapia celular fundada por la U. de Los Andes, encontraron una poco explorada: el fluido menstrual, un “desecho” que se puede obtener de cualquier mujer en edad fértil y que, según han descubierto estos expertos, son capaces de reducir el crecimiento del cáncer de próstata y mama.
“Las células madre del fluido menstrual comparten características de otras células madre, no requieren compatibilidad porque son donantes universales, son inmunosupresoras y como características únicas, secretan péptidos antimicrobianos, es decir, moléculas que combaten infecciones bacterianas”, explica Francisca Alcayaga, investigadora y líder del proyecto.
Al provenir del endometrio, las células menstruales, dependiendo del período hormonal, tienen la capacidad de crear nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) cuando se preparan para recibir al óvulo fecundado y otra de inhibirlos cuando están en los días de menstruación (anti angiogénesis).
Esta característica se la otorga los exosomas, unas pequeñas vesículas que también transmiten esa capacidad a otras células y que fue precisamente lo que utilizó el equipo de investigadores de Cells for Cells para inhibir el crecimiento de las células del cáncer de próstata, descubrimiento recientemente publicado en la revista Oncotarget.
Los tumores requieren generar constantemente vasos sanguíneos para nutrirse, oxigenarse y seguir creciendo. Cortar esa alimentación significa que ese tumor deja de crecer y se achica.
Próstata y mama
Según explica la investigadora, a la fecha han realizado trabajos de laboratorio con tres tipos de células tumorales: próstata, mama y páncreas. “En células de cáncer de páncreas no hubo resultados porque probablemente nos equivocamos con este modelo ya que este tipo de cáncer no crea muchos vasos sanguíneos”, reconoce.
Sin embargo, en células de cáncer de próstata, los exosomas extraídos de células madre menstruales redujeron el crecimiento en un tercio con solo tres inyecciones en un período de 15 días. “El crecimiento del tumor es más lento, por lo que vamos a seguir con la investigación y ver la actividad complementaria de estos exosomas con las terapias convencionales que existen hoy. Queremos probar, en el mismo modelo preclínico, una terapia como la quimioterapia junto a un tratamiento antiangiogénico, como los exosomas, y ver si hay un efecto sumatorio”, dice Alcayaga.
En células de cáncer de mama también han tenido buenos resultados. Se probó in vitro (laboratorio) y también en ratones. En aquellos que no recibieron las inyecciones de exosomas el tumor creció 2.000% en 15 días. En los que recibieron las inyecciones, crecieron sólo 800%.
La investigadora reconoce que todavía tienen varias cosas que resolver. Una de ellas es la vía de administración. Por el momento, han inyectado los exosomas directamente en el tumor, un mecanismo útil cuando se trata de un tumor primario, pero no lo es si se tratara de un tratamiento de metástasis. Este es uno de los objetivos de las próximas investigaciones.
En el estudio, las donantes fueron mujeres en edad fértil libres de anticonceptivos. De ellas, quienes estaban más cerca de los 40 años tenían células madre de mejor capacidad antiangiogénica que las más jóvenes.