El radón es un gas natural radiactivo que puede ser encontrado en el suelo, agua, aire y diferentes tipos de sedimentos. Y aunque poco se sabe de él, podría permitir que la ciencia lograra algo que ha buscado por años: predecir las erupciones volcánicas y los terremotos.
Ese es justamente uno de los ejes de investigación del proyecto de cooperación entre el Laboratorio de Química Ambiental del Centro de Tecnologías Ambientales (Cetam) de la U. Técnica Federico Santa María y la U. de Extremadura de España, que busca, a través de distintas calibraciones en todo el país, estudiar la efectividad de medir este gas como anticipador de fenómenos naturales.
Francisco Cereceda, director de Cetam, explica a La Tercera que existen investigaciones anteriores que demuestran cómo el análisis de la evolución del radón en la atmósfera ayuda a dar cuenta de fenómenos de este tipo. Ello, debido a que este gas se emite de forma constante desde el suelo, lo que permite generar un patrón de emisión. Un fenómeno que cambia cuando hay movimiento de placas tectónicas. En esos casos se libera una gran cantidad de radón a la atmósfera, que si es medido por instrumentos, puede alertar sobre movimientos telúricos que están ocurriendo a gran profundidad, que no siempre son detectados por los sismógrafos y que anteceden a temblores o terremotos. Cereceda agrega que dado que el radón también puede ser medido en el agua, parte de la investigación pretende colocar monitores de este gas en aguas termales, con el fin de predecir erupciones volcánicas.
Mediciones de concentraciones de gas radón en Italia e Indonesia han permitido, hasta ahora, anticiparse semanas a terremotos. De allí que la idea de este trabajo sea profundizar esta relación.
CONSTRUCCION Y MINAS
Otra de las investigaciones de los científicos -financiada por la agencia española Eaci- es analizar la huella de radón que hay en materiales de tipo granítico, ornamental y de construcción. Y es que este gas es el segundo causante de cáncer de pulmón, después del tabaco, y se sabe que su alta concentración en lugares cerrados trae graves consecuencias para la salud. "El gas radón se puede absorber en las partículas de polvo respirable y de esta forma entrar a nuestro sistema respiratorio. El contacto o permanencia constante en este tipo de lugares puede causar daños graves en la salud. La idea de las mediciones en distintas partes del país apunta a establecer los riesgos sanitarios".