Científicos italianos prometen haber encontrado una solución para el "corazón roto". Y esto nada tiene que ver con infartos, sino que con el desengaño amoroso, también conocido como el "mal de amores".
El problema iría de la mano de la serotonina, una monoamina neurotransmisora sintetizada en las neuronas serotoninérgicas en el Sistema Nervioso Central (SNC). "Un polimorfismo genético de la serotonina está asociado a un estilo amoroso posesivo y dependiente", dice Enzo Emanuele, un médico experto en psicobiología. Y es precisamente a base de serotonina que actúa la píldora contra los problemas sentimentales. .
Según el estudio realizado a 15 jóvenes de 23 años de edad y con altos niveles de "estrés romántico", el uso de la serotonina en píldoras como integrador "parece sugerir un efecto clínico favorable en sujetos que sufren por amor".
A pesar de que los resultados son estadísticamente significativos, se advierte que la muestra de personas estudiadas es demasiado pequeña respecto a las miles que exige la ley para autorizar la venta de un fármaco nuevo.
Las razones para producir este fármaco serían aparentemente más profundas que sólo ayudar a pasar el mal rato a los amorosamente decepcionados. "Cuando se sufre (por amor), esto se convierte en una auténtica patología, una obsesión de la que es difícil desprenderse", explica Denisa Legac, profesora de la Universidad de Graz, en Austria.
La investigadora asegura que el sufrimiento por amor pone en riesgo la propia seguridad y la de los otros, lo que lo convierte en una amenaza social.
"La posibilidad de accidentes de tránsito se cuadruplica si se conduce un automóvil después de una separación: sólo en Francia hay 3.000 heridos y 170 muertos al año", dice.
A esto se agregaría el hecho de que el mal de amores "aumenta el riesgo de suicidios y homicidios: el 50 por ciento de los asesinatos se produce en el ámbito conyugal y el 45 por ciento de las mujeres asesinadas son víctimas de sus parejas actuales o anteriores".